Salinas y Zedillo a 25 años del error de diciembre

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Autor: Martha Anaya

Poco se sabe o se escucha de ellos en este último tramo del año. Y eso que se cumplen 25 años del llamado “error de diciembre”. Fecha que, en otros momentos, llevó a debate –hasta libros propició– a los expresidentes Carlos Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo Ponce de León.

Pero esta vez, en pleno y tan emblemático aniversario de aquel 19 de diciembre de 1994 en que se desató la debacle económica –devaluación del peso de más de 100 por ciento, pérdida de reservas internacionales, caída del PIB de 6.2 por ciento, quiebra de los bancos–, priva el silencio.

Diría el clásico: ni se ven ni se oyen…

De Zedillo (1994-2000), sabemos, es poco dado a hablar. Menos para polemizar con su antecesor. En cuanto al país, digamos que mantiene una “sana distancia”; en este caso sí, real, no como la que falsamente dijo tener con el PRI.

De la 4T nada ha dicho. Tampoco ha respondido al señalamiento que en algún momento hizo Andrés Manuel López Obrador en una de las mañaneras acerca de su falta de ética:

“Zedillo promueve la privatización de los ferrocarriles, termina su mandato y se va a trabajar de asesor a una de las empresas que se beneficiaron con la privatización de los ferrocarriles nacionales; se rescata a los bancos con el Fobaproa y también…”

Sin embargo, los nombres de López Obrador y de Zedillo han aparecido asociados este año 2019 por una situación en común: ambos arrancaron su sexenio con una contracción económica. Con Salinas (1988-1994) otros factores asomaron que dejaron en segundo término la obsesión que el de Agualeguas tuvo hacia su sucesor en Los Pinos y el famoso “error de diciembre”.

Por un lado, la opinión que de Salinas tiene el hoy Presidente de la República: lo considera –y así le llama y le atiza públicamente– “el padre de la desigualdad moderna”, además de que lo trae en la mira por la historia de los “videoescándalos” en la que él participó junto con Carlos Ahumada, Rosario Robles y Diego Fernández de Cevallos.

Por otros, el “desmantelamiento” de la clase empresarial que se creó durante el salinismo y que imperó hasta el final de Enrique Peña Nieto; y las señales que para él implican la detención del abogado Juan Collado (fue su cliente), entre otras cosas que encienden para él señales de alerta.

En cambio, un regalo le cayó de manera inesperada este año: el documental que Diego Enrique Osorno realizó sobre el fatídico año 1994 en el que Salinas lleva voz preponderante, sobre todo en relación con el asesinato de Colosio. La imagen del ex mandatario ganó puntos, sin duda.

Pero en general, el ambiente no le es favorable que digamos. Así que, al igual que Zedillo, Salinas anda calladito y quietecito.

***

GEMAS: Obsequio del mandatario queretano Francisco Domínguez, presidente de la Conago, para AMLO y Durazo: Hago un llamado respetuoso, que sea el último llamado al respeto de las instituciones que representamos.

POR MARTHA ANAYA
MARTHAMERCEDESA@GMAIL.COM
@MARTHAANAYA

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