Peña Nieto está preocupado

Peña-nieto

Autor: Manuel López San Martín

Quien piense que Enrique Peña Nieto está tranquilo, disfrutando de una vida sin preocupaciones y viajando sereno con su nueva pareja sentimental, se equivoca.

El expresidente mantiene un agobio permanente y creciente, según una fuente confiable, cercana afectivamente al mexiquense, que ha permanecido en contacto con él desde que abandonó Los Pinos, y lo vio recientemente. Ni está tranquilo, ni está desconectado, ni se ha desentendido de lo que en la política mexicana sucede.

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Peña Nieto ha visto caer a varios de sus amigos y aliados, y empoderarse a no pocos de sus enemigos y adversarios. Y aunque varios críticos del presidente López Obrador repiten casi al unísono que entre él y Peña hay un pacto para mantenerlo intocable, la realidad va diciendo otra cosa.

El abogado del exmandatario, Juan Collado, está detenido; la amiga y poderosa secretaria –dos veces en el sexenio- Rosario Robles, también; el aliado político y consejero presidencial, Carlos Romero Deschamps, fue obligado a renunciar al sindicato petrolero, igual que ocurrió con uno de los ministros que empujó a la Corte, Eduardo Medina Mora. El algún día incondicional, Emilio Lozoya, exdirector de Pemex, está prófugo de la justicia y dispuesto a ventilar secretos indecibles sobre su exjefe. Luis Videgaray y Aurelio Nuño, las columnas vertebrales del pasado sexenio, fuera del radar.

En el radar de la justicia, con investigaciones en curso, están su Procurador Jesús Murillo Káram, el extitular de la Unidad de Inteligencia Financiera Alberto Bazbaz, el encargado de despacho de PGR en su último tramo Alberto Elías Beltrán, su compadre y exsubsecretario en Gobernación Luis Miranda, su secretario de Comunicaciones y Transportes los seis años Gerardo Ruiz Esparza, su secretario particular Erwin Lino, el exsecretario de Energía Pedro Joaquín Coldwell, su Consejero Jurídico Humberto Castillejos, el extitular de Capufe Benito Neme… la lista es larga y las indagatorias se acumulan, no solo en la FGR, sino –sobre todo- en las oficinas de la UIF del hoy poderoso Santiago Nieto, maltratado y echado por la puerta trasera de la Fiscalía para la Atención de Delitos Electorales en el sexenio anterior. Nieto tiene no solo olfato y disciplina –que raya en la obstinación- para investigar, sino agravios acumulados y pretextos para hacerlo.

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Peña Nieto tiene varios fantasmas rondándole. No solo son las investigaciones contra varios de los integrantes de su grupo más cercano, sino las vendettas pendientes que dejó en el camino. Javier Duarte, por ejemplo, está dispuesto a salpicarlo de lodo o Elba Esther Gordillo, a cobrarse los agravios recibidos.

El expresidenteno está de buen humor hace tiempo, tampoco parece sentirse intocable, nos asegura nuestra fuente. No tiene demasiados motivos para ser optimista. Los señalamientos -que han crecido como bola de nieve- contra todo lo que huela al sexenio peñista, inevitablemente lo alcanzarían. La pauta podría marcarla el calendario electoral. Peña ya ha perdido la sonrisa y ha comenzado a preocuparse e, incluso, a preparar su defensa.

POR MANUEL LÓPEZ SAN MARTÍN 

M.LOPEZSANMARTIN@GMAIL.COM 

@MLOPEZSANMARTIN

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