El T-MEC no va a ser ‘pan comido’

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Autor: Enrique Quintana

Al participar la semana pasada en el seminario anual del ITAM, el subsecretario para América del Norte, Jesús Seade, señaló que la ratificación del Tratado México-Estados Unidos-Canadá (T-MEC) sería ‘pan comido’.

En México utilizamos esa expresión para referirnos a alguna tarea que será muy fácil, que no ofrece dificultades.

Seade tiene razón en un hecho: ya hay la decisión política en Estados Unidos y Canadá, de ratificar el Tratado.

No se ve en el horizonte ningún escenario plausible que implique que el acuerdo no se ratifique.

Lo que no está claro es el tiempo.

En el Senado de Estados Unidos podría no aprobarse antes de que ocurra el juicio político (impeachment) al presidente Trump si Nancy Pelosi, la líder demócrata en el Congreso, envía en estos días la acusación contra Trump al Senado.

Si se retrasara más, tal vez habría una ventana de oportunidad para una próxima ratificación, quizás esta misma semana.

No es el caso para Canadá. El calendario político del Parlamento de Canadá sugiere que la ratificación podría quedar concluida hacia el mes de marzo.

Para que el T-MEC entre en operación, hay que esperar 90 días, después de que los tres socios hayan concluido con el proceso de ratificación.

Por ello, no es remoto que la entrada en operación del nuevo Tratado tenga que esperar hasta el mes de julio de este año.

En múltiples capítulos, el documento fija calendarios. Los plazos empezarían entonces a correr a partir del segundo semestre de este año.

El T-MEC está lejos de ser una mera continuación del TLCAN. Para algunos sectores contiene importantes cambios de reglas y nuevas obligaciones.

Le pongo el caso más evidente: el sector del automóvil.

El cambio en las reglas de origen para esta industria va a obligar a una reconformación, que implicará nuevas inversiones y cambios en las cadenas de valor. Eso no va a ser ‘pan comido’.

Genera oportunidades para alentar la inversión en México, pero también podría dar lugar a que se disuadiera a algunas empresas de invertir en nuestro país.

Pero el caso de la industria automotriz es apenas uno. Hay muchos.

Si ya tenemos la certeza de que el T-MEC será ratificado en EU y Canadá, debiéramos alegrarnos de que se tarden un poco más… siempre y cuando las empresas y las autoridades mexicanas estén aprovechando ese tiempo para hacer la tarea de prepararse para las nuevas reglas del juego.

A veces, sin embargo, veo demasiada atención al corto plazo y poca energía destinada a atender los desafíos de largo plazo, como los que ofrece el Tratado.

Podemos explicárnoslo por el alto grado de incertidumbre que tenemos, tanto en el entorno internacional como en el nacional.

Pero, un acuerdo como el T-MEC, está diseñado para darle orden y certidumbre a la relación comercial, por varias décadas adelante, al margen de las condiciones de la coyuntura.

Así que, si su empresa es suficientemente grande, demande a los departamentos jurídico, o de comercio exterior, o a los que correspondan, que entiendan las implicaciones del T-MEC para tomar decisiones tan pronto como sea posible.

Si no tiene a quién delegar dedique recursos, energía y tiempo a entenderlo, para que no vaya a tomarlo fuera de lugar por no haber hecho esta tarea.

Se que este trabajo puede ser árido y ‘poco sexi’, pero más vale interesarse en él.

Así que ojalá los políticos de EU se ‘entretengan’ algunas semanas con el juicio a Trump, pues la puesta en práctica del T-MEC no va a ser ‘pan comido’.

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