Y usted, ¿todavía tiene trabajo?

trabajo

Enrique Quintana

En el mes de abril se perdieron 18 mil 508 empleos en promedio cada día. En total, la merma fue de poco más de 555 mil.

Parecen muchos y lo son. No quiero preocuparlo, pero lo más probable es que sean muchos más.

Le explico la razón.

En 2009, el peor mes de aquella crisis fue abril. A tasa anual, la caída del empleo formal fue de -3.4 por ciento.

Este abril no será el peor mes. La caída anual tiene una tasa de -2.2 por ciento.

Los pronósticos de los expertos que consulta mes a mes el Banxico establecen el consenso de que en todo el segundo trimestre la caída del PIB será de -14.1 por ciento.

En 2009, el descenso del PIB en el segundo trimestre, el peor de la recesión, fue de -7.8 por ciento. En este año, si se cumplen las previsiones, será casi del doble.

Si la proporción de la caída del empleo respecto a la caída del PIB fuera como en aquella crisis, entonces al término del trimestre tendríamos un retroceso de alrededor de -6 por ciento en el empleo.

Eso significa la pérdida de alrededor de 1.2 millones de puestos de trabajo.

De hecho, si consideramos los empleos perdidos en las últimas tres semanas de marzo y no el saldo del mes completo, puede estimarse una caída de poco más de 750 mil empleos en un lapso de mes y medio.

Es decir, si se cumplen las previsiones de los expertos, aún se perdería otro medio millón de puestos de trabajo entre este mes y junio.

Estamos en la era de los “nunca”: nunca habíamos visto en la historia moderna de México una caída de este tamaño en el nivel de empleo.

Pero, pareciera que al presidente López Obrador no le preocupa. En su mensaje a través de redes sociales del pasado domingo 10 de mayo, señaló que el gobierno pensaba que la caída del empleo iba a ser mayor.

Instituciones como el Coneval y la Cepal han advertido respecto al impacto social que el deterioro económico tiene.

El Coneval advirtió hace un par de días que el número de personas en condición de pobreza, es decir, a quienes no les alcanza su ingreso para una canasta básica, podría aumentar en una cifra de entre 8.9 a 9.8 millones de personas, y de 6.1 a 10.7 millones los que viven en pobreza extrema.

En esta era de los “nunca”, habría que agregar que jamás se habría producido en México un alza tan rápida en el número de pobres. En la crisis de 2008-09, el incremento fue de 4.9 millones.

Por su parte, la Cepal estima –en su escenario alto publicado ayer– que el número de pobres en México subiría en el equivalente a casi 9 millones de personas, en línea con los datos de Coneval.

Es claro que ninguna institución seria cree que las políticas instrumentadas por el gobierno de AMLO, presuntamente para mitigar el impacto de la crisis entre los más pobres, van a tener algún efecto significativo.

El saldo al final no será solo un golpe a la clase media sino también a los estratos más olvidados del país, que fueron a quienes abanderó este gobierno.

Si en la estadística de empleos formales sumáramos la pérdida de ingresos de los empleados en la informalidad, el panorama del empleo sería todavía peor.

Y pensar que políticas económicas y sociales, activas y responsables, pudieron mitigar la dimensión de esta crisis.

Pero, hoy pareciera que el presidente está ‘montado en su macho’ y que no va a cambiar de estrategia, a pesar de que las evidencias digan que, en la más grande de las paradojas, en su gobierno tendremos el mayor crecimiento de la pobreza que se haya presentado en la historia reciente del país.

Y, a todo esto, ¿usted todavía tiene trabajo?

Si la respuesta es afirmativa, cuídelo. Va a escasear.

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