¿En verdad ya tocamos fondo?

economia-2019

Enrique Quintana

Ayer, el presidente López Obrador señaló que en la crisis económica derivada de la pandemia, ya tocamos fondo y viene la recuperación.

Hay toda una corriente de opinión que señala que hay que optar entre los objetivos en materia de salud y la posibilidad de que la economía se recupere, por eso la urgencia de ‘desconfinar’.

Quienes piensan que concluir el confinamiento va a conducir a un repunte de la actividad económica imaginan que la gente saldrá masivamente a las calles a comprar, que se acabarán los inventarios, y por lo tanto que las fábricas producirán más, contratarán a más trabajadores, que a su vez recibirán ingresos que les permitirán consumir más, en un círculo virtuoso que crecerá y crecerá.

Ojalá fuera así. La realidad es diferente. Es probable que si la gente sale masivamente a las calles, en primer lugar no salga a comprar y que la eliminación del distanciamiento social dispare los contagios y obligue –por pura sobrevivencia– a regresar a un confinamiento más severo.

Hay otro camino.

Éste pasa por tratar de que la mayor parte de la gente que pueda mantenerse en confinamiento lo haga por un periodo más largo. Sin embargo, eso no puede conseguirse si no hay un agresivo programa de transferencias de recursos para los sectores de más bajos ingresos y clases medias, y para las empresas que mantienen los empleos.

Pero eso requiere una política fiscal diferente a la que hasta ahora ha aplicado el gobierno mexicano.

Se tendría que diseñar un programa para apoyar a empresas y trabajadores y, por ejemplo, financiar la adquisición de insumos necesarios para trabajar en condiciones seguras, y aún para la aplicación de pruebas clínicas que permitan detectar con oportunidad nuevos contagios, además de respaldar a quienes se quedaron sin ingresos.

El problema es que esto choca con las políticas del gobierno mexicano. En lo fiscal, porque no se quiere respaldar a las empresas, y en materia de salud, entre otras cosas, porque sólo se admiten pruebas entre quienes tengan síntomas y no entre quienes hayan estado cerca de un contagiado. Es el caso de quienes estuvieron cerca de Zoé Robledo, por ejemplo, entre ellos el propio presidente de la República, que rechazó hacerse alguna prueba.

Las fórmulas señaladas permitirían conciliar la necesidad económica de que gradualmente se reinicie la actividad productiva con la necesidad sanitaria de mantener a la gente en sus casas por un tiempo más prolongado. En ese caso, sí habríamos tocado fondo.

Por cierto que esta semana la OMS tuvo que rectificar y mantuvo su visión de que quienes son asintomáticos pero son positivos, sí pueden ser fuente de contagio, lo que obliga a muchas más pruebas si realmente se quiere reabrir la economía.

La OCDE ayer puso número al riesgo de una segunda ola de la pandemia cuando señaló que la economía mexicana podría caer en 8.6 por ciento anual en caso de un nuevo brote en este año.

Finalmente, lo expresado ayer por el presidente López Obrador en el sentido de que ya tocamos fondo en la crisis económica y que tendremos una recuperación económica en forma de “V” no se sostiene con evidencias.

Las variables que refirió: tipo de cambio, precio del crudo, recaudación, no permiten concluir que ya estemos en una franca recuperación.

Una muestra de ello son las cifras que ayer dio a conocer la ANTAD, a propósito del comportamiento de las ventas a mayo, las cuales tuvieron una caída de 19 por ciento en promedio en términos nominales, lo que implica un retroceso de alrededor de 22 por ciento en términos reales durante mayo.

Así que, creo que lamentablemente, aún no tocamos fondo, ni en la pandemia ni en la crisis económica.

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