Falso que secuestren solo a ricos

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Mónica viajaba en las carreteras de Guerrero, visitaba a familiares de su novio y se prestaban a disfrutar sus vacaciones. A medio camino un grupo de personas los detuvo, los golpearon, amenazaron y les quitaron sus cosas. Intentaron hablar con sus familiares para obtener dinero por su liberación pero en la zona no había señal.

El botín para los secuestradores fue una camioneta con 15 años de antigüedad, tres mil pesos en vales de despensa, una cámara fotográfica, una laptop y cuatro mil pesos que llevaban en efectivo.

Después de estar varias horas retenidos los bajaron y los dejaron atados en una zona que no conocían. Les dijeron que alguien estaba cuidándolos y que no se movieran de ahí. Como pudieron se desamarraron y cuando vieron que no había nadie se fueron y pidieron ayuda.

El caso sigue impune, nunca se recuperó ni la camioneta ni se ha detenido a ninguna persona por estos hechos.

Mónica es una de las miles de personas que son secuestradas en México al año. El gobierno desconoce la cifra exacta ya que solo 6 de cada 100 personas lo denuncian. La tasa de impunidad es muy alta.

En 2019, 81 mil 966 mexicanos contestaron que ellos o algún familiar fueron secuestrados, según lo revelado en la Encuesta Nacional de Victimización publicada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía.

Esto representaría que todos los días ocurrieron 224 secuestros en calles de México. La pregunta que hace el Inegi es clara: “¿Algún integrante de este hogar, incluido usted, sufrió secuestro o secuestro exprés, para exigir dinero o bienes?”. De 2012 a 2017, 593 mil 316 mexicanos contestaron que sí. Es decir, se estima que cada año, en promedio, ocurrieron 98 mil 886 secuestros.

El presidente Andrés Manuel López Obrador afirmó el pasado 12 de junio que solo se secuestra a las personas ricas y no a las pobres.

Sin embargo las cifras lo desmienten, el botín que obtienen los delincuentes en casos como el secuestro exprés es de 50 mil pesos. Este tipo de prácticas buscan ganancias rápidas en las que además de robar  la víctima, la retienen poco tiempo para obtener un botín más grande con dinero que puedan tener a la mano sus amigos o familiares cercanos.

Apenas el mes pasado, 14 doctores fueron secuestrados en Ciudad de México. Todos provenían del interior del país y venían a ayudar en el combate al Covid-19. Los delincuentes amenazaron a sus familias e presionaron a instituciones de salud para que dieran dinero por su liberación.

Ninguno de los médicos era rico.

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