Desesperación por la ausencia de autoridades
La reciente tragedia en Texcaltitlán, Estado de México, que dejó catorce muertos, ha desatado críticas severas hacia la estrategia de seguridad implementada por el gobierno federal y estatal. El periodista Jorge Fernández Menéndez, en su artículo publicado en Excélsior, señala que este lamentable suceso debería obligar a una revisión integral de las políticas de seguridad en el país.
La comunidad, desesperada por la falta de respuesta de las autoridades, se vio obligada a enfrentar a los delincuentes con machetes y escopetas. Sorprendentemente, durante el prolongado enfrentamiento, no se presentó ninguna autoridad, ni policía, ni guardia nacional, ni soldados, revelando un abandono total en una de las zonas más conflictivas en términos de crimen organizado en México.
El presidente municipal también brilló por su ausencia, agravando la sensación de abandono por parte de las autoridades locales. Fernández Menéndez critica la respuesta del presidente López Obrador, quien, en lugar de abordar la situación de inseguridad, mencionó la lucha contra la extorsión como una responsabilidad compartida de todos los ciudadanos y desvió el tema hacia el consumo de drogas.
Fortalecimiento y expansión de actividades delictivas
El periodista argumenta que el problema va más allá del narcotráfico y el consumo de drogas. El empoderamiento de los grupos criminales, potenciado por la política de “abrazos y no balazos”, ha permitido su fortalecimiento y expansión a actividades como el tráfico de migrantes, la extorsión, la apropiación de terrenos, la invasión de minas y la intervención en la obra pública.
El periodista también cuestiona la demora en la llegada de la Guardia Nacional durante el enfrentamiento en Texcaltitlán y plantea la pregunta de por qué es tan difícil localizar a los líderes criminales que se exhiben públicamente. Además, critica la falta de autocrítica por parte de las autoridades, incluyendo al Presidente, quien durante su reciente visita a regiones controladas por la Nueva Familia Michoacana no condenó ni señaló a los responsables de las tragedias cotidianas.