La crisis del agua en México, una amenaza creciente para la salud pública
En los últimos años, México se ha enfrentado a una problemática ambiental y de salud pública de magnitudes alarmantes: la contaminación del agua. A través de investigaciones recientes del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), se ha evidenciado un incremento en la inseguridad hídrica, afectando directamente a millones de mexicanos que luchan diariamente por acceder a fuentes de agua seguras y confiables.
El año 2021 cerró con una prevalencia de inseguridad del agua del 16.3%, cifra que, aunque pueda parecer mínima, escala al 16.5% en 2022, evidenciando una tendencia creciente que pone en riesgo la salud de la población. La Comisión Nacional del Agua (Conagua) identifica a fluoruros, coliformes fecales, nitratos de nitrógeno, arsénico, cadmio, cromo, mercurio, y plomo como los contaminantes más frecuentes y peligrosos en el agua consumida por los mexicanos.
El consumo de estas sustancias no solo es perjudicial, sino potencialmente letal. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha emitido advertencias sobre los efectos devastadores de la exposición al plomo, particularmente en niños, que incluyen daños severos al cerebro y al sistema nervioso central, pudiendo llevar al coma, convulsiones e incluso la muerte.
La contaminación del agua no conoce de distancias; afecta tanto a comunidades en estados del norte como Sonora, hasta el sur en Chiapas, sin olvidar el corazón industrial del país, como el Estado de México y Hidalgo. Casos recientes incluyen la detección de olores a gasolina en el agua de consumo en la delegación Benito Juárez de la Ciudad de México, lo que subraya la urgencia de esta problemática.
Estados en Crisis
- Estado de México: Especialmente en el Valle de Toluca, la contaminación se manifiesta en lagunas y ríos con niveles de toxicidad altamente perjudiciales. La basura y los desechos industriales contribuyen a la presencia de bacterias, virus y metales pesados como el plomo y el arsénico, vinculados a enfermedades graves.
- Sonora: La tragedia ecológica de 2014, provocada por el derrame tóxico de una mina de Grupo México, continúa afectando la salud de los habitantes, con agua contaminada por arsénico y plomo aún presente en las comunidades del Río Sonora.
- Hidalgo: La región de Tula enfrenta una emergencia sanitaria. El consumo de agua con mercurio, plomo, arsénico y magnesio es una realidad para quienes viven cerca de la presa Endhó.
- Veracruz: En Poza Rica, el agua suministrada por la CAEV ha resultado contaminada, afectando la salud de los habitantes del fraccionamiento Jardines de Santa Elena.
- Chihuahua, Durango, San Luis Potosí y Querétaro: Desde el descubrimiento de niveles de arsénico 10 veces superiores a lo permitido en Chihuahua hasta las intoxicaciones por arsénico en Querétaro, la crisis del agua se expande, dejando a su paso comunidades vulnerables y en riesgo.
La crisis del agua en México es un llamado urgente a la acción. No solo se requiere una respuesta inmediata para atender las fuentes de contaminación y mejorar los sistemas de purificación y distribución, sino también un compromiso a largo plazo de las autoridades, la sociedad civil y la comunidad internacional para asegurar el derecho fundamental al acceso a agua segura y limpia para todas las comunidades mexicanas. La salud pública está en juego, y con ella, el futuro de un país entero.