En México, la violencia infantil ha alcanzado niveles alarmantes, superando incluso estadísticas de países en guerra. Bajo la administración de Andrés Manuel López Obrador, desde diciembre de 2018 hasta diciembre de 2023, 12,368 menores han sido asesinados, según informes del gobierno federal. Estos números no solo reflejan una crisis de seguridad, sino también un grave fracaso en proteger a los más vulnerables de la sociedad. La magnitud de este problema exige una respuesta inmediata y estructurada, no solo a nivel nacional, sino también internacional.
Un panorama desolador
Los homicidios infantiles en México no son estadísticas aisladas; son el reflejo de una crisis profunda y persistente. En 2023, se registraron 675 homicidios de menores con armas de fuego, un aumento alarmante que subraya la urgencia de esta situación. Durante el sexenio de Enrique Peña Nieto, el promedio mensual de homicidios infantiles con armas de fuego era de 50.2; sin embargo, en el actual gobierno, esta cifra ha ascendido a 64.5. Este aumento no solo indica un deterioro en la seguridad pública, sino también un entorno cada vez más peligroso para los menores.
La violencia ha escalado no solo en cantidad sino en brutalidad, afectando de manera desproporcionada a los más jóvenes y vulnerables. Las cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) muestran que en muchos casos, estos homicidios no son incidentes aislados, sino parte de conflictos armados y disputas territoriales que afectan comunidades enteras. La realidad es que muchos niños en México están creciendo en zonas donde la violencia es tan común como el juego. El impacto de esta violencia va más allá de lo inmediato, afectando el desarrollo emocional y psicológico de toda una generación.
Siete de cada 100 asesinados son niños
En México, la violencia no discrimina por edad. Durante la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador, que inició en diciembre de 2018, se han registrado más de 183 mil asesinatos, de los cuales 12,368 mil víctimas fueron menores de edad. Esta cifra representa un sombrío reflejo de la crisis de seguridad que atraviesa el país, donde los más jóvenes se han visto atrapados en el fuego cruzado de conflictos y violencia generalizada.
Este dato no solo resalta la grave situación de inseguridad, sino también pone en evidencia la urgencia de implementar políticas efectivas que protejan a los menores. La infancia mexicana enfrenta riesgos que van más allá de la delincuencia común, sumergidos en un contexto donde su integridad y sus derechos son constantemente vulnerados. La sociedad y las autoridades deben reflexionar y actuar decisivamente para cambiar esta alarmante tendencia y asegurar un entorno más seguro para las futuras generaciones.
Comparación sombría con zonas de conflicto
Los datos de la Red por los Derechos de la Infancia en México (REDIM) son reveladores: el número de menores asesinados en México supera los de países como Afganistán, Ucrania e Iraq. En Afganistán, se reportan dos asesinatos diarios de menores, mientras que en México, la cifra es de 6.7 homicidios diarios. Estas comparaciones son escalofriantes y ponen de manifiesto que México está enfrentando niveles de violencia que muchos asociarían con zonas de guerra activa.
Esta situación no solo coloca a México en una posición única y trágica en términos de violencia infantil, sino que también plantea serias preguntas sobre las políticas de seguridad y protección infantil del país. El hecho de que un país en paz supere las cifras de zonas de conflicto indica una crisis que se ha gestado por la falta de estrategias efectivas y la desatención a las señales de alarma que han sido evidentes durante años.
Epicentros de la tragedia
Michoacán, Guanajuato y el Estado de México se han convertido en los focos rojos de esta crisis, concentrando uno de cada cinco homicidios de menores. La violencia en estos estados es un reflejo del panorama nacional, donde la falta de control y la presencia de organizaciones criminales han creado entornos inhóspitos para el crecimiento y desarrollo de los niños.
Las autoridades locales y nacionales han sido rebasadas, y las medidas tomadas hasta ahora han sido insuficientes para revertir o incluso disminuir la tendencia al alza en estos homicidios. Es imperativo que se implementen políticas de seguridad más robustas y específicas que no solo busquen contener la violencia, sino también prevenirla, protegiendo así a los más vulnerables de estos ataques.
Perspectivas de expertos sobre la violencia infantil en México
Juan Martín Pérez García, director ejecutivo de la Red por los Derechos de la Infancia en Mexico (REDIM), describe la situación como “una crisis de derechos humanos donde la infancia está siendo abandonada a su suerte”. Según Pérez García, la falta de políticas integrales de protección es un factor clave que permite que esta violencia continúe. Luis García, analista en seguridad, concuerda y añade que “la violencia infantil en México es sintomática de un fracaso más amplio en la política de seguridad y justicia del país”.
María Salguero, reconocida por su mapa de feminicidios en México, señala que “la violencia contra los menores es una de las manifestaciones más extremas de la violencia generalizada que sufre el país”. Ella enfatiza la necesidad de una mayor transparencia y acción gubernamental para enfrentar este grave problema. Estos expertos coinciden en que es crucial un cambio en la estrategia de seguridad y en la priorización de la infancia en la agenda política para mitigar esta trágica situación.
Estas perspectivas destacan la complejidad del problema y la urgencia de adoptar un enfoque proactivo para proteger a los niños de México. La situación actual no solo es una tragedia en términos de vidas perdidas, sino también un severo llamado de atención sobre la dirección en la que se dirige el país en términos de derechos humanos y protección de los más débiles.
Emiliano
El caso emblemático del pequeño Emiliano en Paraíso, Tabasco, ilustra dramáticamente la urgencia de abordar la violencia contra los menores en México. Emiliano, un niño de tan solo 12 años, fue asesinado a balazos en una calle de su ciudad natal, un incidente que no solo sacudió a la comunidad local sino que también capturó la atención nacional. Los gritos desesperados de Emiliano por ayuda, capturados en un video que se viralizó rápidamente, se convirtieron en un crudo recordatorio de la vulnerabilidad de los niños en áreas asoladas por la violencia. Este trágico suceso subraya la necesidad crítica de implementar medidas de protección más eficaces y políticas de seguridad orientadas específicamente a salvaguardar a nuestros niños, quienes no deberían nunca ser víctimas de conflictos adultos ni de la inseguridad que permea en muchas regiones del país.