
En toda democracia, la confianza es un recurso tan importante como el voto mismo. Cuando los ciudadanos creen que las reglas del juego son claras y que el árbitro es imparcial, participan con más convicción en las elecciones. Por el contrario, cuando dudan de la transparencia, crece la desconfianza y se debilita la legitimidad de los resultados.
Te recomendamos leer: Reforma electoral: ¿qué significaría elegir a consejeros del INE por voto popular?
En México, hablar de elecciones es hablar de memoria histórica. Durante décadas, hasta finales de los años ochenta, los procesos electorales eran organizados directamente por la Secretaría de Gobernación, es decir, por el mismo gobierno que competía en ellos. Esto provocó cuestionamientos sobre fraudes, manipulación de resultados y falta de equidad.
El descontento social tras las elecciones de 1988 fue un punto de quiebre. Como respuesta, en 1990 se creó el Instituto Federal Electoral (IFE), un organismo autónomo pensado para devolver confianza a los comicios. Años más tarde, en 2014, el IFE se transformó en el Instituto Nacional Electoral (INE), con mayores facultades para organizar y fiscalizar procesos en todo el país. Para muchos, este cambio fue uno de los pilares que consolidaron la vida democrática mexicana.
La propuesta de elegir a los consejeros del INE
Hoy, los 11 consejeros del INE son seleccionados por la Cámara de Diputados, tras un proceso que incluye convocatorias públicas, exámenes y votación calificada. La lógica detrás de este mecanismo es privilegiar la independencia técnica y reducir la influencia partidista.
La iniciativa que prepara el gobierno de Claudia Sheinbaum, sin embargo, busca que los consejeros sean electos directamente por voto ciudadano. Esto implicaría que, además de votar por presidentes, gobernadores o legisladores, los mexicanos también elijan a los árbitros de las elecciones.
Participación ciudadana en procesos electorales
La ciudadanía no es indiferente a la propuesta. Una encuesta de El Financiero en septiembre de 2025 muestra que el 69 % de los mexicanos prefiere un INE fuerte e imparcial, sin control del gobierno. Al mismo tiempo, casi la mitad de los encuestados considera que es necesario reformar las reglas electorales para mejorar la democracia.
Heidi Osuna, directora de la encuestadora Enkoll, recordó lo ocurrido con la reciente elección judicial de 2025, donde la ciudadanía votó por jueces y magistrados:
“La gente muestra esperanza y confianza en la reforma judicial, pero no sabe quiénes son los candidatos ni cómo evaluarlos”.
Ese proceso tuvo apenas 9 % de participación efectiva a nivel nacional, lo que generó dudas sobre si la ciudadanía realmente se siente convocada a este tipo de ejercicios.
Te invitamos a leer: Partidos políticos en México: ¿sobran o son fundamentales para la democracia?
Elección popular de consejeros: ¿en riesgo el futuro del INE?
Para algunos especialistas, la propuesta de llevar a las urnas la elección de consejeros puede debilitar la imparcialidad que caracteriza al INE. Leonardo Valdés, expresidente del entonces IFE, ha advertido que se trata de una decisión que podría afectar la autonomía del instituto y poner en riesgo la profesionalización lograda en más de tres décadas.
Por su parte, la propia Guadalupe Taddei, actual consejera presidenta del INE, ha calificado el camino de la elección popular como “difícil y escabroso”.
Si se aprueba la reforma, el país daría un giro inédito: los ciudadanos tendrían en sus manos la elección de quienes supervisan las votaciones. Esto podría traducirse en mayor legitimidad si la participación es alta y la información sobre los candidatos es clara.
Pero también existe el riesgo de que los consejeros, en lugar de ser árbitros imparciales, terminen convertidos en actores políticos sujetos a campañas, financiamiento y compromisos partidistas. Un escenario que, según críticos, podría significar volver a prácticas del pasado, cuando el árbitro electoral respondía más al poder político que a la ciudadanía.
Confianza ciudadana en INE, en juego con reforma electoral
La confianza en el INE no es un detalle menor. Gracias a este organismo, México ha vivido alternancias pacíficas y elecciones competitivas en las últimas tres décadas. Modificar su forma de integración no solo es un debate técnico, sino una decisión que afectará la manera en que entendemos y vivimos nuestra democracia.
El reto ahora es que la discusión pública sea abierta y clara. La ciudadanía tendrá que valorar si votar por los consejeros del INE es un paso hacia una democracia más participativa, o si, por el contrario, podría debilitar la confianza en el árbitro que garantiza que cada voto cuente.
Futuro del INE, en manos de la ciudadanía
El futuro del INE y la manera en que se eligen sus consejeros no es un tema exclusivo de los partidos políticos o del Congreso: es una decisión que impactará directamente en cómo se cuentan y se cuidan nuestros votos.
Por eso, más allá de las posturas a favor o en contra, lo importante es que como ciudadanía nos mantengamos informados, participemos en el debate y exijamos que cualquier cambio realmente fortalezca la democracia y no abra la puerta a retrocesos.
¿Qué piensas tú? ¿Elegir a los consejeros del INE en las urnas aumentaría tu confianza en las elecciones o crees que pondría en riesgo la imparcialidad del árbitro electoral?
Cuéntanos tu opinión en los comentarios y comparte este artículo para que más personas se sumen a la conversación sobre el futuro de nuestra democracia.
También podría interesarte: Representación política en México: ¿a quiénes dan voz diputados y senadores?



