Por Gabriela Rivera
Este lunes regresan a clases 30 millones de niños y adolescentes que cursan algún nivel de educación básica, ya sea en escuelas públicas o particulares, en las grandes ciudades o en zonas rurales, y con todas las dificultades que implica el estudiar en casa.
Cada uno deberá enfrentar el inicio a clases de distinta manera, bajo las reglas de cada escuela y las posibilidades de su familia.
Fernanda está lista para regresar a la escuela y está emocionada porque pasa a tercero de primaria. El problema es que en la primaria publica a la que asiste —ubicada en Naucalpan, Edomex— aún no hay instrucciones de cómo se harán las actividades.
“Ya es viernes y nos estamos preguntando cómo vamos a regresar. No nos han dicho si la maestra nos mandará actividades extra como el año pasado, de qué hora a qué hora vamos a ver la televisión y a qué hora vamos a trabajar con ella”, dice Edith Díaz, mamá de Fernanda.
Esta primera semana tendrán que prender la televisión a la hora que le corresponde a tercer año y utilizar los dos libros de texto que les entregaron en la escuela esta semana.; porque los tres faltantes se los darán “en los siguientes días”.
Mientras tanto, Amelia empezó segundo año de primaria una semana antes de lo señalado en el ciclo escolar. La escuela privada a la que va —en la delegación Benito Juárez— comenzó con unas clases de prueba y exámenes diagnóstico.
Dede las 7:30 de la mañana, Amelia se conecta a la plataforma Classroom y comienza sus clases; puede ver a sus compañeros y a su maestra, lo que la motiva a levantarse “a ir a la escuela”, cuenta José Barrón, su papá.
Las clases concluyen a las 2:15 y le queda la tarde para hacer un poco de tarea o jugar. A decir de José, la escuela aprovechó estos meses para preparar el regreso a clases a distancia y los niños están contentos.
Si bien, la Secretaría de Educación Pública informó que cada escuela se hará responsable de organizar la comunicación y actividades con los niños, las desigualdades son marcadas.
Según datos de la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de las Tecnologías de la Información en los Hogares 2019, el acceso a tecnologías de la información todavía es limitado.
Espacio y horarios, el otro problema
Además de las dificultades tecnológicas, los niños y sus familias también se enfrentan al problema de no tener espacios adecuados para poder estudiar. Por ejemplo, Fernanda tendrá que usar la televisión que está en la recámara de su abuelita para poder estudiar, ya que es el único lugar puede poner una mesa y una silla.
Y si bien Amelia cuenta con un espacio más grande en su sala, las sillas de su comedor no están hechas para pasar siete horas sentada frente a la computadora, por lo que su mamá le improvisó una silla con una pelota para hacer ejercicio.
“Es muy complicado todo esto, nos trastorna toda la dinámica familiar”, asegura Edith, quien además está planeando los horarios que mejor convengan a su hija, ya que en el calendario hay horarios para estudiar a hasta las 8 de la noche.
El titular de la SEP, Esteban Moctezuma, aseguró que esos horarios se dispusieron para las mamás que trabajan. Sin embargo, los papás de ambas menores concedieron en que después de la hora de la comida, los niños solo quieren jugar o hacer otras actividades.