Luego de que la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio de Estados Unidos (NASA) alertara que hasta un 80 por ciento del territorio mexicano ha sido afectado en lo que va del año por la sequía, la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA) informó que buscarán bombardear algunas zonas del cielo para generar lluvia.
El método consiste en rodear una nube con una aeronave y esparcir yoduro de plata, compuesto que si se combina con una solución de acetona, estimulan la precipitación, con lo que se incrementa la probabilidad de lluvia hasta en un 15 por ciento.
“Cuando llegamos al área, hacemos un reconocimiento previo antes de empezar la estimulación, se verifica el tipo de nubes, y una vez que se garantiza la seguridad, tomamos un punto de entrada al área y entramos por debajo de la nube, buscamos las corrientes ascendentes y se esparce el químico”, dijo Guadalupe Rojas, capitán segundo piloto aviador, en entrevista con Milenio.
La Secretaría de Agricultura será la encargada de producir el químico y será trasladado en un tanque de aluminio a 5 mil metros en una aeronave Kingair 350i.
“Siempre necesitamos que las condiciones meteorológicas sean adecuadas, en el caso de Nuevo León, había un incendio y ayudó un frente frío, se aprovecharon las condiciones y funcionó”, comentó Francisco Ramírez, Teniente Coronel de Meteorología de la Fuerza Aérea Mexicana a Milenio.
Este método ha fue probado en el Valle de San Quintín, Baja California, y posteriormente en Nuevo León y Coahuila, así como en Sinaloa, Chihuahua y Sonora.
Incluso, el primero de abril del presente año, el presidente Andrés Manuel López Obrador informó a través de su cuenta de Twitter: “Otra buena noticia: ayer un avión de la Sedena, operado por la Sagarpa, bombardeó nubes en Nuevo León, se provocaron lluvias y se contribuyó al combate de los incendios que han padecido en ese estado y en Coahuila”.
La modificación del clima, práctica recurrente
En 2018, Estela Ramírez, campesina del estado de Puebla, descubrió que desde la planta de Volkswagen en su estado, disparaban cañones para desaparecer las nubes y evitar que el granizo maltratara los autos que no podían resguardar bajo techo.
En abril de aquel año, antes del inicio de la época de lluvias en México, la planta de Volkswagen en Puebla, la segunda más grande de la empresa fuera de Europa, instaló tres cañones. La empresa justificó el hecho diciendo que el granizo que cayó sobre los autos en 2017 les causó pérdidas por 20 millones de dólares.
Los campesinos de las comunidades aledañas, al menos 800, se percataron de que no estaba lloviendo en unas 2 mil hectáreas pese a estar en temporada, y notaron que cuando las nubes se cargaban, se escuchaban detonaciones y el cielo se despejaba de pronto.