Los asentamientos en el cerro del Chiquihuite corren riesgo permanente y como este hay millones de terrenos irregulares en todo el país.
No son invasores
Entre 6.7 y 7.5 millones de lotes en condiciones de irregularidad se contabilizan en todo el país, la gran mayoría ubicados en zonas de alto riesgo. José Iracheta Carroll, director del Instituto Nacional del Suelo Sustentable (Insus), se estima que cada año alrededor de 100 mil familias de escasos recursos se ven obligadas a adquirir vivienda en ese tipo de áreas debido a que el afán de lucro y la especulación encarecen el suelo en zonas urbanas consolidadas.
El director afirmó que si en México se aprovecharan todos los predios vacíos que existen en las grandes ciudades, conocidos como “suelo vacante”, se podrían cubrir las necesidades de vivienda de las personas por los siguientes cinco o 10 años. Estima que entre el 90 y 95 por ciento de asentamientos precarios no son producto de invasiones, como suele pensarse, sino de acuerdos de compraventa entre los dueños de los predios que son principalmente ejidatarios y las familias que desean construir sus casas.
Otro de los obstáculos, es que no existen estudios para determinar con certeza cuántos se encuentran en zonas potencialmente riesgosas, en consecuencia el Insus trabaja junto al Instituto Nacional de Estadística y Geografía y la organización civil Techo para saber la magnitud de la situación.
Mercados de suelo
Desde mediados de los 70 a la fecha, el gobierno federal solo ha podido regularizar casi 2.5 millones de lotes, la mala regulación de los mercados de suelo de vivienda en las ciudades, es uno de los factores que permiten el seguimiento a los asentamientos irregulares ya que “genera un incremento de forma artificial por la especulación”.
“Al ‘inflar’ el precio del suelo, hacen que se vuelva totalmente excluyente para las familias de bajos ingresos, que no tienen más remedio que buscar asentamientos irregulares”.
Ninguna autoridad municipal trata de generar políticas públicas para controlar este escenario. Para solucionar dicha problemática, Carroll indica que es necesario aumentar la recaudación de predial para incentivar a los dueños de terrenos baldíos a no mantener espacios vacíos por años, esperando sólo un aumento de precio del suelo. También se requiere hacer menos rígida la planeación de vivienda con el objetivo de que se facilite la construcción de inmuebles nuevos, pero a cambio de establecer reglas claras sobre el uso de dicho espacio.
Con información de La Jornada.