El proyecto del Presupuesto de Egresos de la Federación 2022 muestra inconsistencias y el principal riesgo es que la bancada de Morena no le cambie ni una coma.
Presupuesto con base en egresos, no ingresos
Carlos M. Urzúa alerta sobre las inconsistencias que trae de origen el proyecto del Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) 2022. La principal preocupación es que estas no sean corregidas ni en una sola coma por la bancada de Morena y aliados.
El análisis de Urzúa enfatiza cinco gastos irrenunciables que deben hacerse, a saber: el pago de las pensiones de los mexicanos jubilados, el pago de los intereses por la deuda del gobierno, las pensiones no contributivas de los adultos mayores, el pago de la nómina gubernamental y las participaciones que tienen que hacerse a estados y municipios.
Aquí señala que el presupuesto se determina con base en una estimación de los gastos y no de los ingresos con los que cuenta el gobierno. En primer lugar se considera la suma de los gastos mencionados (que no pueden eludirse bajo ningún concepto); en segundo lugar, se examinan los gastos discrecionales, y al final queda el monto que se destinará a rubros como salud, educación e inversiones públicas prioritarias del ejecutivo.
Una manera para poder cuadrar los egresos con los ingresos es sobrestimar el crecimiento económico, en consecuencia también habrá una sobrestimación de la recaudación tributaria. De este recurso ya ha echado mano la 4T, pues prevé un crecimiento del producto interno bruto (PIB) de 4.1%, cifra por arriba de los pronósticos que tienen el sector privado y los organismos internacionales.
Sin embargo, no es la única opción. La otra es la contratación de deuda, aquella que AMLO desprecia una y otra vez en sus discursos. Tan solo en su tercer informe presumió que los índices de deuda en su gobierno rompen récord a la baja. No obstante, a consideración de Carlos Urzúa, esta es la solución más viable teniendo en cuenta que el gasto total supera los siete billones de pesos.
“¿Qué pasará con los tres patitos feos el año que entra? En términos del PIB, el gasto en inversión pública subirá a 3.5% y el gasto en salud crecerá ligeramente a 2.8%, pero el gasto en educación caerá a 3.1%. Para estándares internacionales esos tres porcentajes son ridículamente bajos, pero el hecho es que el gobierno no cuenta ya con dinero. Si no hay pronto una reforma tributaria y una de pensiones, estaremos a fines del sexenio jugando con fuego”.
Con información de El Universal.