Autor: Enrique Quintana
Este fin de semana, Pemex informó que su producción de petróleo en México durante el mes de octubre cayó a 1 millón 655 mil barriles diarios en promedio, cuando en septiembre se habían producido 1 millón 705 mil barriles por día.
Esto implica un retroceso de 50 mil barriles, 2.9 por ciento, pero, sobre todo, rompe una tendencia positiva que se había presentado desde mayo.
Debe ponderarse el hecho de que, desde el 24 de septiembre, en la “mañanera”, el director de Pemex, Octavio Romero, anunció que en octubre, por labores de mantenimiento del buque tanque Yùum K’ak Naab, y de las plataformas Akal C7 y C8, habría un impacto negativo de 32 mil 800 barriles por día.
Aun considerando esa circunstancia, habría una caída de la producción de 17 mil 200 barriles por día.
Las cifras de la Comisión Nacional de Hidrocarburos indican, por otro lado, un incremento de la producción de crudo por parte de empresas privadas, de 800 barriles al día, con una producción de 28 mil 700 barriles diarios, lo que implica un crecimiento de 84 por ciento a tasa anual.
El presidente Andrés Manuel López Obrador tendrá que ver de manera conjunta los resultados. Tenemos un sector petrolero en el que no logra estabilizarse la producción de Pemex, y menos aún, hacerla crecer.
Y, al mismo tiempo, hay una producción privada que va al alza, aunque sigue siendo baja.
El corolario de estos hechos es muy claro. Hasta ahora, al menos, la estrategia aplicada no ha probado que Pemex pueda revertir de manera clara la tendencia a la baja de su producción.
Los datos no mienten.
Si el presidente quiere evitar la degradación de la deuda de Pemex, y con ello el riesgo de que se desate una crisis financiera en nuestro país, tiene que reabrir los “farmouts”, las alianzas estratégicas de Pemex con terceros.
Ya le dio tiempo a la nueva estrategia y no llegan los resultados.
Si no se toman las decisiones correctas, la 4T se va a meter en problemas que pueden poner en riesgo la estabilidad financiera que existe, que es uno de los pocos buenos resultados económicos de los que puede presumirse.