Autor: Adriana Sarur
El 25 de noviembre se celebró el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, conmemorado desde 1981 debido al asesinato de las hermanas Mirabal, activistas de República Dominicana, y retomado (con este nombre) por la ONU desde 1993, sin embargo, este año se vivió de una manera mucho más convulsa en muchas partes del mundo, sobre todo en la región latinoamericana.
Lo anterior no es casualidad, ya que, a manera de ejemplo, en Francia, un país que se ufana de tener pensamiento y políticas progresistas, en lo que va de este año han sido asesinadas 130 mujeres a manos de sus parejas o ex parejas. En nuestro continente, en medio de protestas, en Colombia, Bolivia, Venezuela o Chile, donde hubo varios muertos por este motivo, se destapó la cloaca pestilente de violencia en contra de la mujer en las detenciones, desde manoseos, desnudos obligados, toqueteos, hasta llegar a violaciones y asesinatos por parte de autoridades.
En nuestro país los ejemplos son aterradores, tan solo en la Ciudad de México, 292 mujeres han sido víctimas de violaciones, en las denuncias de enero a agosto de 2019. A esto se suma el via crucis que tienen que pasar las víctimas cuando se denuncia la violencia ante cualquier Ministerio Público del país.
Un ejemplo de esto es el caso desolador de Abril Pérez Sagaón, quien en enero denunció como intento de feminicidio los ataques recibidos por Juan Carlos García, su entonces esposo, empero, el juez de control, Federico Mosco, desestimó la denuncia de tentativa de feminicidio y la redujo a “lesiones y violencia familiar”, por lo que el agresor quedó en libertad. Meses después, el 25 de noviembre, Abril fue asesinada, presuntamente por su exesposo. La culpa no fue de Abril. Otra vez las autoridades no dieron importancia al grito desesperado de una mujer violentada.
Es indignante el caso de Abril y los de todas las mujeres que pasamos por cualquier tipo de violencia de género, desde la desigualdad salarial, hasta la más extrema: los feminicidios. En nuestro Estado se registran —de enero a octubre de 2019— 833 casos de feminicidios, dicho por la ONU, en México se asesinan 9 mujeres al día. Cada una de estas mujeres, tiene un nombre, una familia y una historia igual de desgarradora que la de Abril.
No sorprende que en Santiago, Bogotá, La Paz, París, Londres, Barcelona, Madrid, Ecatepec, Oaxaca o la Ciudad de México se unieran al canto de “Un violador en tu camino”, un performance que nació en Chile y ha permeado a todo el orbe para denunciar un Estado que defiende la impunidad de estos actos y desampara a las mujeres violentadas. Un movimiento que exige un cambio sustancial en las leyes para que brinden equidad y protección a todas las mujeres. Este movimiento deberá ser visto y tomado en cuenta por los gobiernos para no repetir la historia de Abril y de otras mujeres y cambiar esta cruenta realidad. La consigna es cierta, “¡la culpa no era mía ni dónde estaba ni cómo vestía. El violador eres tú! La culpa no fue de Abril.
POR ADRIANA SARUR
ADRIANASARUR@HOTMAIL.COM
@ASARUR