Para la experta en aeronáutica María Larriva Sahd, la construcción del AIFA es un capricho presidencial y un acto propagandístico que se ha construido con muchos errores y se inauguró con prisa.
Aeropuerto civil construido por militares
La revista Siempre publicó una entrevista con María Larriva Sahd, experta en aeronáutica, quien analiza las implicaciones de haber construido el nuevo aeropuerto en Santa Lucía, el que se trate de una obra militar y la premura con la que se decidió inaugurarlo. Larriva explica que dede hace al menos 30 años se sabía que construir un aeropuerto civil el una base militar no era la mejor opción, pues estaba destinado a actividades específicas como l Plan DN-IIIE o la capacitación de pilotos militares. No obstante, el presidente insistió en construirlo.
“El presidente, aun con información fidedigna y comprobable de que no era conveniente hacer un aeropuerto civil en ese lugar, toma la determinación. Además, acomoda que los militares hagan la construcción, nada más que estos no hacen aeropuertos civiles, hacen cierto tipo de obras que es lo que saben hacer y lo hicieron bien, es decir, devastaron toda la base, la ubicaron en otro lugar e hicieron lo que ellos entienden como aeropuerto, pero las necesidades militares son diferentes a las civiles y el problema es que dependen de varios organismos civiles para armar lo que es el aeropuerto realmente”.
Errores y más errores
Larriva, quien fue la primera controladora de tráfico aéreo en el país y cuenta con experiencia en el campo de la aeronáutica desde 1976, además de haber sido asesora en el proceso de planeación para la construcción de un nuevo aeropuerto para el Valle de México, asegura que el proyecto de Santa Lucía es “un acto propagandístico” y señala que construir un buen aeropuerto requiere de al menos cinco años y de requerimientos con los que el AIFA no está cumpliendo.
“Ellos tienen una prisa terrible, algo que es un inconveniente en las cosas aeronáuticas porque de acuerdo a la Organización Internacional de Aviación Civil, hay que hacer los requerimientos uno por uno, no puedes hacer todo a la vez, entonces lo que ocurre es que se está improvisando, cometiendo errores por la prisa”.
La experta señala como ejemplo los procedimientos de vuelo de un aeropuerto, los cuales “diseñaron, lo publicaron con errores que todo el que es medio aeronáutico los nota y ahora están haciendo los vuelos de verificación, no es posible que hayan invertido el orden en que se tienen que hacer las cosas”. En este sentido, explica que estos deben ser diseñados primero por ingenieros aeronáuticos y controladores de tráfico aéreo, “una vez que se tiene el diseño entonces el avión verificador de la autoridad aeronáutica tiene que volar ese procedimiento diseñado y certificar que es válido legalmente, eso no se hizo”.
Un capricho presidencial
María Larriva explica que la segunda parte del rediseño del espacio aéreo aún no está lista, lo cual actualmente no es un problema por el poco tráfico de Santa Lucía, sin embargo, señala que “el problema es que el rediseño que impusieron desde hace un año es totalmente ineficiente, genera demoras y mayor tiempo de vuelo, mayor ocupación del espacio aéreo por cada avión, hay partes del rediseño en las que se generan conflictos entre aviones y no hay un procedimiento para separarlos (…) es inseguro, ineficiente, antes se llegaron a manejar 440 mil operaciones anuales y ahora estamos en 360 mil con demoras a todas horas”.
Finalmente, señala que el proyecto de construir un nuevo aeropuerto ya estaba pensando desde el año 2000, pero Vicente Fox decidió cancelarlo, hasta que Enrique Peña Nieto lo retome y “se concesiona en un lugar que se sabía que debía ser; hay una empresa que se llama Mitre que ha hecho los estudios al gobierno y siempre resultan como ellos dicen, en 2018 López Obrador pide otro estudio y le dicen que no lo haga en Santa Lucía, ahora los veo desesperados para justificar un error garrafal para el país”.
“Esto es un capricho presidencial. Texcoco iba a resolver la demanda aeroportuaria por 50 años y lo tiramos a la basura, no había inversión privada y fue una decisión política y muy mala decisión aeronáutica. Trabaje en el 2000 con la SCT para un nuevo aeropuerto, pero el señor Fox tomó su decisión política y canceló la obra y empezamos, otra vez, con las improvisaciones”.
Con información de la revista Siempre