Isidro Cisneros llama a los ciudadanos a “actuar para detener la destrucción del país” y propone la resistencia cívica como la forma en que la sociedad puede manifestar su disenso sin violencia.
Ni obediencia ni indolencia
En su columna titulada “Resistencia cívica”, el doctor Isidro Cisneros pide a la sociedad mexicana hacer a un lado la “obediencia y la indolencia” y sumarse a una resistencia cívica ante “los ataques sistemáticos a la institucionalidad, la ineficacia del sistema de administración y procuración de justicia, la invalidación del ordenamiento jurídico y el ejercicio arbitrario del poder político” que se viven en la actual administración. Como señala Cisneros, la resistencia civil pacífica constituye una forma de protesta legítima en los sistemas democráticos.
“La delicada situación social, política y económica de México bajo la 4T ha generado diversas problemáticas en todos los órdenes. Tanto en el deterioro de la calidad de vida de los grupos más vulnerables, como en el aumento de las injusticias sociales y las desigualdades económicas”, señala el experto.
Crece el disenso social
Para Cisneros, la resistencia civil es el último recurso “cuando han fracaso los caminos de la persuasión y el diálogo” y es a través de ella que podrá existir una “reivindicación del poder ciudadano frente a los políticos y sus partidos, así como el derecho a la expresión pública y pacífica del creciente disenso social”, como se ha hecho en otros países frente a gobiernos autoritarios o alguna injusticia.
Sin embargo, advierte también que la apatía de la población “frente al sinsentido y la irracionalidad de la política de nuestro tiempo” se ha convertido en un problema, a lo que se suma la incapacidad que ha demostrado tener el bloque opositor para renovarse.
“Incapaces de renovarse y de articularse de manera virtuosa con los ciudadanos, hoy solamente buscan mantener en pie las ruinas de un pasado de privilegios. Por si fuese poco se acentúa la natural tendencia a la formación de oligarquías en el sistema político. Los caminos abiertos para enfrentar el generalizado declive nacional son muchos y la desobediencia cívica es uno de ellos”.
Cisneros explica que parece que nada sucede en México, a pesar de que “sobran motivos para no aceptar el estado actual de nuestro país y sobre su rumbo catastrófico” y de que casos como el Tren Maya han demostrado que “las reglas de solidaridad más elementales se esfuman”, ya que a los ciudadanos “simplemente se les ignoró”.
“La resistencia civil cuestiona la eficacia del orden constituido sin meterlo en crisis. Es considerada civil, justamente porque acentúa el componente ciudadano en oposición a la sociedad política, y por el carácter público y pacífico de los actos de resistencia”.
Con información de La Crónica de Hoy