En el nuevo informe sobre el caso Ayotzinapa se admite que la desaparición de los normalistas fue un crimen de Estado que se encubrió al más alto nivel. Además, entre los 43 jóvenes había un soldado que se había infiltrado en la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa.
Crimen de Estado
La desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa sigue siendo una herida abierta para México. A casi ocho años de los hechos ocurridos la noche del 26 de septiembre y la madrugada del 27 de septiembre, la Comisión para la Verdad y el Acceso a la Justicia en el Caso Ayotzinapa presentó un informe este jueves en Palacio Nacional a las familias, donde señala que se trató de “un crimen de Estado” que tuvo “un encubrimiento al más alto nivel”.
“Todas las autoridades federales, estatales y municipales estuvieron informadas de la toma de camiones, del traslado de estudiantes a Iguala, de su llegada al Rancho del Cura y a la caseta de Iguala, su arribo a la central de autobuses, de los hechos de persecución y de violencia de que fueron objeto. Las omisiones en las que incurrieron estas autoridades acreditan un nivel de responsabilidad, ya sea por acción, omisión o negligencia, porque de haber intervenido oportunamente, con la información que disponían, se hubiera impedido la desaparición y asesinato de los estudiantes”, explicó Alejandro Encinas, subsecretario de Derechos Humanos de Gobernación.
Además, el reporte indica que las autoridades federales y locales tuvieron conocimiento en tiempo real de la situación, por lo que tuvieron la oportunidad de rescatar con vida a los estudiantes asesinados por la organización criminal Guerreros Unidos. Según el documento la intervención del Ejército pudo haber salvado a los jóvenes. Además, Encinas reiteró que no hay evidencia que respalde que sigan con vida:
“No hay indicio alguno de que los estudiantes se encuentren con vida; todos los testimonios y evidencias acreditan que fueron arteramente ultimados y desaparecidos”, dijo el subsecretario.
Había un soldado infiltrado
Tambien se dio a conocer que entre los jóvenes desaparecidos y ultimados se encontraba un militar que había sido infiltrado a la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa, Julio César López Patolzin, quien realizaba labores de espionaje en la institución desde 2012.
Encinas informó que Julio César estaba bajo las órdenes del teniente de infantería del 27 Batallón, Marcos Macía Barbosa, y que su último reporte alrededor de las “10 de la mañana de ese día y desapareció, junto con los otros estudiantes, sin que sus mandos hicieran ninguna acción para garantizar su integridad y su búsqueda, como lo establece el protocolo para militares desaparecidos”.
“La Sedena tenía dentro de la normal al soldado Julio César López Patolzin, quien estaba realizando informes para la secretaría en la escuela, era el responsable de informar lo que acontecía en las asambleas y de las movilizaciones, e incluso estaba informado de los actos preparatorios de la marcha de 2 de octubre”, señaló.
Con información de La Jornada