El politólogo afirma que la persecución política se ha convertido en una práctica frecuente del actual gobierno para callar a sus enemigos.
Uso de la justicia contra enemigos de la 4T
En lo que corre del presente sexenio se ha hecho evidente que, desde el poder, se han configurado diversos enemigos públicos bajo una narrativa que sostiene un constante tono de confrontación. Enemigos que se materializan con distintos nombres: Claudio X González, Carlos Loret de Mola, Felipe Calderón, feministas, madres buscadoras, por mencionar algunos.
Al respecto escribe el abogado y experto en política Isidro H. Cisneros en su columna “Enemigos políticos”, donde pone de manifiesto cómo el uso selectivo del sistema de administración y procuración de justicia para perseguir a disidentes políticos, históricamente usado a discreción, se hizo común en el actuar del Estado con la llegada de la 4T para callar o intimidar “lo mismo a intelectuales y ciudadanos críticos que a políticos opositores y a organizaciones civiles”.
Desde un análisis sobre la relación entre derecho y poder, entre la justicia y la política, Cisneros advierte que diversos episodios en la historia han dado cuenta de cómo los procedimientos judiciales han servido de mecanismo para frenar transformaciones políticas o revoluciones de pensamiento. Es decir, se ha hecho un uso político de la justicia.
“Una constante de esta historia del uso político de la justicia es la criminalización de los adversarios para excluirlos de la competencia por el poder”.
Isidro H. Cisneros, sociólogo, politólogo y abogado.
En un lado las personas, en otro los enemigos
Cisneros recuerda la premisa del historiador alemán Alexander Demandt, la cual establece que a ojos del poder penal del Estado no todos los ciudadanos son personas, “sino que de un lado están las personas y del otro los enemigos”. En este sentido, precisa que la persecución política no se vuelve una condición exclusiva de regímenes totalitarios o de dictaduras, sino que también se manifiesta en democracias de baja calidad.
A decir del politólogo, el derecho penal en el presente sexenio se presenta selectivo porque la impartición de justicia se aplica distinto a quienes son catalogados como enemigos, que aquella que aplica a los “amigos”. Circunstancia que impacta de manera negativa a la percepción de justicia y alimenta la impunidad.
“Para los enemigos existe celeridad, capacidades y eficiencia, mientras que para los cercanos solo existe impunidad. Actuar así, cuestiona la funcionalidad de toda nuestra estructura institucional incrementando la desconfianza social que incide directamente en la legitimidad del Estado”.
Isidro H. Cisneros, sociólogo, politólogo y abogado.
Justicia sometida al poder
En México, insiste el exconsejero ciudadano de la Comisión de Derechos Humanos de la CDMX, las instituciones carecen de neutralidad a causa del uso que les da el Estado con fines facciosos. Se trata, pues, de una justicia politizada.
“Que utiliza a las instituciones del Poder Judicial para alcanzar objetivos partidarios como pueden ser la liquidación de un líder social o la exclusión de la escena política de un partido opositor”.
Isidro H. Cisneros, sociólogo, politólogo y abogado.
Para concluir, Cisneros señala que un enemigo se construye a partir del proceso política para “darle un rostro concreto al enemigo” y así así orientar la disputa o confrontación en una u otra dirección. Situación que es propiciada por un evidente déficit de democracia en todos los niveles.
“El intento por resolver los conflictos políticos con procedimientos judiciales representa una práctica según la cual el derecho vale solo entre iguales, mientras que entre los no iguales solamente vale la ley del más fuerte”.
Isidro H. Cisneros, sociólogo, politólogo y abogado.
Con información de La Crónica.