Como se ven las cosas en estos 15 meses del actual gobierno, éste será otro sexenio perdido. Tenemos más de 40 años en que la economía no crece a tasas suficientes para las necesidades de creación de empleos, la inseguridad es una amenaza creciente a la convivencia social, la pobreza no disminuye y la política social de dar dinero a la gente ha fracasado.
En la conferencia mañanera del miércoles pasado, el presidente López Obrador volvió a decir que el principal problema de México es la corrupción y que si ésta no existiera, tendríamos los mismos servicios y programas de bienestar que tiene Dinamarca.
No sabe lo que dice, los niveles de vida de ese país y la no violencia se deben a que Dinamarca, igual que todos los países europeos, cuentan desde hace más de 60 años con un Estado fuerte, capaz de impulsar una economía capitalista de mercado y, a través del gasto público, garantizar un estado de bienestar a toda la población.
Mientras en México el gasto per cápita del gobierno es de 44 mil 709 pesos, en Dinamarca es de 555 mil 198 pesos, casi 13 veces más, o sea que, si queremos garantizar a todos los mexicanos la educación, salud, vivienda y servicios públicos que tiene ese país, tenemos que aumentar varias veces los ingresos del Estado.
Es imposible, aun acabando con la corrupción, que con el gasto público actual el gobierno mexicano pueda impulsar la inversión pública para apoyar el crecimiento económico y garantizar un estado de bienestar a toda la población, así mismo es imposible que pueda pagar la seguridad que se requiere a nivel federal, estatal y municipal con los recursos que se canalizan actualmente a este objetivo.
La falta de recursos del estado para impulsar el creciente económico y financiar un estado de bienestar es la razón histórica por lo que, a pesar de todas las reformas estructurales que se han hecho, el país crece poco, no crea suficientes empleos, no puede combatir la delincuencia y no puede ofrecer a toda la población salud, educación, vivienda y servicios públicos de calidad para que salga de la pobreza.
Es increíble que a estas alturas, el presidente López Obrador, en lo que se supone un gobierno de izquierda, no reconozca que los ingresos con que cuenta el gobierno son muy limitados, y que el combate a la corrupción no le va a dar los recursos que espera. Si bien la corrupción ha sido un cáncer nacional que hay que eliminar, no es el principal problema que enfrenta el país.
Los principales problemas del país son: la falta de crecimiento económico, la pobreza en que vive más de 50 por ciento de la población y la falta de oportunidades que enfrentan, sobre todo, los jóvenes.
Si queremos detonar el crecimiento económico y reducir la pobreza es urgente fortalecer el papel de Estado a través de una reforma fiscal que incremente los ingresos y el gasto público en 50 por ciento. Llegó el momento de buscar otra alternativa a lo que hemos hecho los últimos 40 años, en donde el Estado juegue un papel más activo en el desarrollo nacional.