La decisión de elegir al azar de los nuevos consejeros del INE demuestra el declive del sistema de partidos en México y exonera de responsabilidad política a quienes están legalmente obligados a tomar una decisión, apunta el doctor Isidro Cisneros en su columna “¿La suerte o el voto?”.
Elegir al azar, una muestra más del declive del sistema de partidos
Como apunta el doctor Isidro Cisneros en su columna “¿La suerte o el voto?”, la elección de los nuevos consejeros del Instituto Nacional Electoral (INE) en la Cámara de Diputados el pasado viernes 31 de marzo constató una vez más el “pronunciado declive de nuestro sistema de partidos”, tras dejar al azar la elección de cargos esenciales, en un contexto en el que el desencanto social por los mecanismos democráticos y la desilusión por los resultados han ido en aumento.
“¿Puede la fortuna restituir la dimensión perdida respecto a la responsabilidad política de los gobernantes?, y además, para responder a nuestra crisis institucional, qué es mejor: ¿la suerte o el voto?
Es necesario inspirarse en la historia de la democracia para analizar las fantasiosas realidades de los casos de ‘democracia aleatoria’ realizados en una dinámica ‘desde lo alto’, en la cual quien está legalmente obligado a tomar una decisión resulta exonerado de la responsabilidad política por la decisión tomada“, señala el experto.
Voto por sorteo: desconfianza hacia la clase dirigente
Isidro Cisneros explica que las elecciones por sorteo, aunque se asocian con la democracia, tienen un origen aristocrático que “representó un enemigo natural de la igualdad aritmética a la cual opone un criterio cualitativo o de mérito” y evoca “antiguas resonancias de una desconfianza hacia la formación de una clase dirigente separada del cuerpo de los ciudadanos”. En este sentido, destaca que existe una contraposición entre democracia directa, “sufragio por sorteo”, y democracia representativa, “sufragio electivo”.
“La ‘selección casual’ busca cambiar la representación para convertirla en un reflejo miniaturizado de la sociedad, y se opone a la producida por la representación electoral que es una construcción política de lo social por parte de los partidos. Por ello, la representación electoral crea al pueblo representado y no solamente lo copia”.
Finalmente, Cisneros explica que las elecciones realizadas mediante un sorteo proyectan una naturaleza “desresponsabilizante” de aquellos que fueron elegidos por los ciudadanos, quienes, como parte de la libertad política, tienen en sus manos la responsabilidad de tomar decisiones y rendir cuentas a la población.
“El resultado ha sido que nuevamente la democracia representativa pretende ser desacreditada por uno de los procedimientos cardinales de la democracia directa, que es elegir a la suerte. El uso político del sorteo debe leerse como una crítica a los partidos políticos tradicionales que son justamente los agentes y los órganos de gestión de la representación electiva”.
Lee también: Conoce a Guadalupe Taddei, la nueva consejera presidenta del INE
Con información de La Crónica de Hoy