El primer sorprendido con la publicación ayer de la “Guía Bioética de Asignación de Recursos de Medicina Crítica” fue Hugo López Gatell. A pesar del ser el directamente encargado de la estrategia nacional contra el Covid, al subsecretario nadie le avisó que su jefe, el secretario de Salud, Jorge Alcocer Varela, había autorizado y enviado al Consejo de Salubridad General el documento que contiene los criterios para que los médicos decidan sobre a qué pacientes deberán salvar y a cuáles tendrán que dejar morir, en caso del escenario más catastrófico de la pandemia de coronavirus en el país: aquel donde la demanda de servicios de terapia intensiva rebase las capacidades e instrumentos disponibles para salvar las vidas de los enfermos del Covid.
La extrañeza y molestia de López Gatell —según revelaron a esta columna integrantes de su equipo cercano— fue que, en contrasentido de los mensajes y llamados que hace el gobierno federal para que la población colabore, que se mantenga tranquila en su casa y que confíe en las acciones y decisiones de los expertos médicos y científicos del gobierno, la guía elaborada en la oficina del secretario Varela manda un mensaje totalmente contrario: el del escenario catastrofista que anticipa un caos y un rebasamiento total de los sistemas médicos, el público y el privado, que llevaría a los médicos mexicanos a dilemas como los que vivieron sus colegas en España, Italia o más recientemente Nueva York, en donde, ante la falta de ventiladores, tendrán que decidir, como si fueran Dios, quién vive y quién muere en esta pandemia.
Lo más delicado del asunto no es sólo que Alcocer Varela haya decidido, con la otra parte de la Secretaría de Salud y a espaldas de López Gatell emitir una “Guía Bioética” que se adelanta incluso a la declaratoria de Fase 3 de Contingencia Sanitaria y que parece ya dar por hecho que ninguna de las acciones preventivas, de las que tanto se ufana el presidente y el propio subsecretario, van a funcionar y que la cuarentena de más de un mes que se pidió hacer a muchos mexicanos, no evitará el colapso de los sistemas de salud pública.
Lo grave es que con el madruguete al subsecretario encargado lo que se exhibe es que en plena emergencia por el coronavirus, la Secretaría de Salud del Gobierno federal está dividida en dos bloques que se ven muy disparejos y desbalanceados en cuanto a su carga de trabajo: de un lado está Hugo López Gatell y su equipo de epidemiólogos de la Subsecretaría de Promoción y Prevención de la Salud, que parecen llevar toda la carga de la estrategia de medición, contención y atención de la pandemia; y del otro el secretario Jorge Alcocer Varela y la otra subsecretaria, Asa Christina Laurell, de Integración y Desarrollo del Sector Salud, que nadie sabe qué está haciendo en momentos en que, precisamente el sector salud, enfrenta el mayor desafío de su historia.
En medio están otros funcionarios como el Comisionado Nacional de Bioética, Manuel Hugo Chávez, que debió ayudar a redactar la Guía en cuestión; el secretario del Consejo de Salubridad General, José Ignacio Santos Preciado, que publicó el documento, y otros funcionarios como el titular de la Unidad de Finanzas, Pedro Flores Jiménez; el titular de la Cofepris, José Alonso Novelo, y la abogada General de la Secretaría, Maricela Lecuona.
Es cierto que el popular “doctor López Gatell”, como lo llaman los medios y las redes, ha acaparado la mayoría de los reflectores y que su exposición diaria en una conferencia de prensa, que ya se ha convertido en la versión vespertina de la mañanera del presidente, lo hace mucho más visible que el resto de sus compañeros —“colegas y colegos” diría él— de la Secretaría de Salud; pero también en el equipo del subsecretario aseguran que no todos en la dependencia “están jalando parejo” y que hay funcionarios de primer nivel, algunos de ellos muy cercanos al secretario Alcocer Varela, que no están actuando de acuerdo al tamaño del reto que significa para el sector esta pandemia mundial.
Como ejemplo de esa otra parte que no está funcionando en la Secretaría, mencionan la ausencia que ha mostrado, en toda la crisis del coronavirus, la doctora Asa Christina Laurell, quien a pesar de tener bajo su cargo el Cenetec (Centro Nacional de Excelencia Tecnológica en Salud), un eslabón necesario para recabar datos y construir estrategias, no aparece ni aporta porque no está de acuerdo con la estrategia de su compañero López Gatell. Otro ejemplo de cómo ve el mundo el equipo del secretario Alcocer Varela, es lo dicho por Mónica Mieres, titular de la Unidad de Vinculación y Participación Social de la Secretaría, y quien el pasado abril de 2019 tuvo que disculparse después de afirmar, en plena crisis de desabasto, que “no pasa nada” si se les acababan los medicamentos a los pacientes que viven con VIH.
Así que hay dos bloques en la Secretaría de Salud en momentos en que enfrentamos la parte más complicada de la peor pandemia que haya conocido la humanidad moderna: uno que da la cara todos los días y lleva la responsabilidad directa de hacer que la estrategia funcione y que la gente coopere y no entre en pánico mientras se logra controlar y contener la demanda hospitalaria; y la otra que, mientras no aparece o guarda silencio, juega a ser Dios y emite una “Guía Bioética” que nos hace pensar que México se convertirá en el próximo epicentro del coronavirus y que la enfermedad del Covid-19 va a colapsar ese sistema que el presidente López Obrador no se cansa de decir que “estamos listos con todo y preparados desde hace tres meses”. ¿A cuál de las dos visiones de la Secretaría de Salud le creemos?
NOTAS INDISCRETAS…
A pesar de que ayer mismo salió a negar de nuevo que haya problemas de abasto de insumos de seguridad para el personal médico y que las clínicas y hospitales del IMSS no están colapsados en estados como Baja California, el director del IMSS, Zoé Robledo, no acaba de aceptar que el instituto que dirige y, con él todos los mexicanos, sí tiene un problema grave si no se atienden los reclamos y denuncias de médicos y enfermeras que se siguen quejando de la falta de apoyos y de medidas de seguridad en la atención a los enfermos del Covid. Tal vez Zoé —a quien por cierto en Palacio algunos ya se refieren como “Noé”, por aquello de que a todo dice “noé cierto”— no alcanza a dimensionar la gravedad del problema porque, entre sus mismos colaboradores cercanos, se comenta que el director del IMSS se infectó desde hace meses de otro virus, el del 2024, pues en su círculo cercano aseguran que “Robledo puede ser candidato presidencial de Morena” en las próximas elecciones. Quien sabe si el chiapaneco, que sin duda es talentoso como político aunque de salud no sabe nada, realmente se la esté creyendo y si de verdad haya escuchado “el canto de las sirenas”, pero de ser así más le valdría despertar y aterrizar en su realidad, pues si por estar soñando lleva al Seguro al colapso, no sólo acabaría con su carrera y sus aspiraciones políticas, sino también con la vida de miles de mexicanos en esta pandemia… Por cierto que en Tijuana dicen que la doctora Desirée Sagarnaga, que tuvo sus 5 minutos de fama con la respuesta que le dio al comediante Eugenio Derbez, al que acusó de difundir Fake News, es muy amiga del director del IMSS, Zoé Robledo, tanto que hace 2 meses y medio la mandó como representante del Seguro en Baja California, y para ello tuvo que remover al doctor Morales Rubí, un médico local con gran arraigo y trayectoria en el estado. El nombramiento no gustó en el gobierno de Jaime Bonilla, donde dicen que la doctora Desirée solo se presentó a su llegada y en dos meses y medio no volvió a tener contacto con el gobierno estatal ni siquiera para coordinarse en el tema de la emergencia de coronavirus. Dicen que la señora Sagarnaga ni si quiera sabe dónde están ubicadas las clínicas y hospitales del IMSS en la entidad. Esa es parte de la molestia que, dicen, mantiene Bonilla en contra de Zoé, la otra es el descuido y la soberbia de no haberle tomado la llamada hasta que le dio una encuerada a nivel nacional con sus declaraciones. Solo así entendió Robledo que dicen que ya se comunicó con el gobernador morenista… Los dados mandan Escalera doble. Buen tiro.