Crisis en las Escuelas por invasión de productos chatarra e inacción gubernamental
En un alarmante testimonio que destapa la cruda realidad de la obesidad infantil en México, Liliana Bahena, coordinadora del Programa Mi Escuela Saludable de la asociación civil El Poder del Consumidor, reveló en una entrevista exclusiva con Voces en Red, de Ciudadanos en Red, la inquietante magnitud de la epidemia de obesidad que asola a la población escolar del país, así como la posibilidad de que presenten enfermedades asociadas a ella como la diabetes o el cáncer.
9 de cada 10 escuelas venden “chatarra”
Más de una década después de la implementación de primeras regulaciones en México que en el papel prohibían la venta de comida chatarra en las escuelas, el panorama es sombrío: el 98% de las escuelas mexicanas continúan vendiendo productos que dañan la salud de los niños, y la regulación ha sido prácticamente ignorada. Trece años después de aprobada dicha normatividad, no hay un solo registro de sanción en ninguna escuela, pública o privada, en todo el país.
La regulación en cuestión, que prohíbe la venta de comida chatarra tanto en escuelas públicas como privadas, desde preescolar hasta universidad, fue diseñada con el objetivo de salvaguardar la salud y el aprendizaje de los estudiantes. Sin embargo, las alarmantes cifras presentadas por Bahena y respaldadas por un estudio realizado en colaboración con UNICEF y la Red por los Derechos de la Infancia, pintan un panorama desalentador. Según el estudio, actualmente, uno de cada cuatro niños en edad escolar en México padece sobrepeso u obesidad.
7 millones de niños con sobrepeso u obesidad
El problema es aún más grave si se mira hacia el futuro. Los datos indican que el 50% de los niños nacidos a partir del año 2010, que actualmente tienen alrededor de 13 años, desarrollarán diabetes si no se implementan cambios significativos. Además, se proyecta que para el año 2030, 7 millones de niños sufrirán de sobrepeso u obesidad, lo que representaría un costo económico catastrófico para el país, estimado en 650,000 millones de pesos anuales.
Bahena destaca cómo la epidemia de obesidad infantil no solo representa un riesgo para la salud, sino también para el aprendizaje de los estudiantes. La conexión entre la salud física y el rendimiento académico es innegable, y el consumo excesivo de productos chatarra no solo afecta la energía y el bienestar general, sino que también puede tener impactos a largo plazo el desarrollo de enfermedades asociadas a la obesidad como diabetes, hipertensión, cánceres, así como en el desarrollo cognitivo y emocional de los niños.
El estudio reveló que la presencia de comida chatarra en las escuelas es generalizada y alarmante. El 98% de las escuelas venden algún tipo de producto chatarra durante toda la jornada escolar, incluyendo frituras, helados, paletas y chocolates. Además, el 93% de las escuelas venden bebidas azucaradas, y el 76% ofrecen refrescos. Estos datos indican una clara violación de las regulaciones existentes y plantean interrogantes sobre la efectividad de las mismas.
Responsabilidad del estado
El enfoque, según Bahena, debería recaer en la Secretaría de Educación Pública, que tiene la responsabilidad de implementar y hacer cumplir estas regulaciones. Sin embargo, hasta la fecha, no existe un solo registro de una escuela sancionada por incumplir con esta regulación, lo que evidencia una falta de voluntad y compromiso por parte de las autoridades educativas.
Una de las preocupaciones más inquietantes es la influencia de la industria alimentaria en la promoción y venta de productos chatarra en las escuelas. Bahena destaca cómo los niños son bombardeados diariamente con alimentos de baja calidad nutricional y alta carga calórica, lo que contribuye a una exposición constante y peligrosa a la comida chatarra. Esta exposición excesiva tiene ramificaciones graves, ya que los niños consumen hasta el 30% de su energía a través de estos productos, en detrimento de opciones más saludables.
La entrevista de Bahena arroja luz sobre una crisis silenciosa pero alarmante que afecta la salud y el futuro de la generación más joven de México. La obesidad infantil no solo tiene implicaciones de salud a corto plazo, sino que también amenaza con sobrecargar los recursos del sistema de salud y la economía en general. La falta de acción por parte de las autoridades educativas y gubernamentales refleja un desinterés preocupante por la protección y el bienestar de los niños.
A medida que México lucha por encontrar soluciones a esta epidemia en ciernes, queda claro que se necesita una respuesta urgente y coordinada que involucre a todas las partes interesadas, desde las autoridades gubernamentales hasta la industria alimentaria y la sociedad civil. El futuro de la salud y el bienestar de la juventud mexicana está en juego, y es esencial que se tomen medidas decisivas para revertir esta tendencia preocupante.
Leyes para un entorno más saludable
En un esfuerzo por abordar la creciente epidemia de obesidad infantil, se está debatiendo en la Cámara de Senadores un proyecto de decreto para modificar la Ley General de Educación. La iniciativa busca actualizar las regulaciones existentes y fortalecerlas para crear un entorno más saludable en las escuelas y en la sociedad en general.
Al respecyo, Liliana Bahena destacó la importancia de ajustar las regulaciones para que respondan al contexto actual. “Sin cambios en el entorno, será difícil que la sociedad tome decisiones saludables”, advierte Bahena. La propuesta en discusión busca prohibir la publicidad dirigida a niños, aumentar el acceso a alimentos saludables y reducir la disponibilidad de productos chatarra en las escuelas.
Uno de los aspectos más innovadores de esta propuesta es que busca eliminar los conflictos de interés que previamente debilitaron las regulaciones existentes. La industria alimentaria había influido en la regulación anterior, lo que resultó en su debilitamiento y falta de aplicación efectiva. Esta nueva iniciativa busca crear una regulación sólida y efectiva, con un enfoque en la salud y el bienestar de los niños.
Bahena hace un llamado a los senadores y senadoras de todos los grupos parlamentarios para que aprueben este proyecto de decreto. Esta etapa final de aprobación en la comisión de estudios legislativos es crucial para convertir esta propuesta en una realidad y marcar un paso importante en la lucha contra la obesidad infantil en México.