De acuerdo con el diario Reforma, la Universidad Autónoma de Nuevo León ha pagado al menos 700 millones de pesos a una red de empresas factureras entre cuyos “accionistas” hay exagricultores y personas jubiladas.
Dichas empresas fantasma a las que se canalizan recursos públicos incluye a esas firmas creadas con los jubilados como prestanombres. Asimismo, hay compañías de una sola familia y cuyo único cliente es la UANL.
El medio asegura que estas firmas casi no cuentan con empleados y la UANL ha sido básicamente su único cliente al cual le realiza trabajos que difícilmente se podrían comprobar. De acuerdo con documentos y reportes a los que tuvo acceso Reforma, la contratación de estas compañías ha permitido que se expriman los fondos universitarios desde 2015.
El texto firmado por Mirna Ramos detalla que en la lista hay al menos 60 empresas declaradas por el Sistema de Administración Tributaria (SAT) como facturadoras de operaciones simuladas, este tipo de empresas irregulares cobraron 90 millones de pesos.
El grupo es encabezado por Construcciones Duat, con 27.5 millones de pesos, le siguen en la lista Kehios Servicios, con 16.6 millones de pesos; Yeray Edificaciones, con 15 millones, y Femexport, con 9.5 millones
Corch y Fonta fueron creadas el mismo 2 de octubre de 2015 a nombre de Roberto Herrera, pensionado de 68 años que trabaja como vigilante, y Luisa Aurora López, jubilada de 65 años que vende ropa. Crakter fue creada en 2014 a nombre de Jesús Echartea, un excampesino de 81 años también pensionado, y de su esposa, fallecida el año pasado. Como es común con las factureras, Crakter y Satir compartieron representante legal y liquidador.
Una quinta empresa, Nimes Edificaciones, comparte integrantes con Construcciones Duat, parte de una red de EFOS. Sólo en Fonta se localizó un local con un letrero aludiendo a la compañía, aunque nadie abrió, mientras que en el resto de los domicilios fiscales dijeron no conocer a las empresas.