Ante la aparición de ómicron, científicos han abierto un debate sobre la eficacia de las vacunas desarrolladas para afrontar esta variante.
Después del anuncio del descubrimiento de la variante ómicron, las alertas en todo el mundo se volvieron a encender por el nivel de contagio y las consecuencias que podría traer, tal como pasó con la variante Delta. También se cuestionó la eficacia de las vacunas desarrolladas para afrontar este nuevo reto.
Al respecto, The Lancet publicó un estudio en el que se afirma que una combinación de marcas diferentes provocaría una fuerte respuesta inmunológica. Los resultados arrojaron que los niveles de anticuerpos y linfocitos T aumentaron en las personas que recibieron una vacuna de refuerzo para la COVID-19 en comparación con las que recibieron la vacuna contra la meningitis.
Investigadores británicos realizaron una comparación de siete marcas diferentes de vacunas y obtuvieron que la combinación entre ARNm de Moderna y Pfizer-BioNTech obtenía las mayores respuestas. Por ejemplo, el rango de las personas que recibieron el refuerzo de Valneva después de una vacuna de Pfizer solo experimentaron un aumento del 30% con respecto al grupo de control. Pero el refuerzo de Moderna produjo un aumento de al menos un 1000%:
“El mensaje más significativo que nos queda es que hay un gran número de excelentes opciones de refuerzo para las terceras dosis.”
Si bien aún es pronto para concluir qué tan bien funcionarán los distintos refuerzos de la vacuna contra la nueva variante, algunos investigadores sospechan que la gente necesitaría un nivel muy alto de anticuerpos para protegerse contra ella.
Aún así, es esperanzador que la mayoría de los refuerzos empleados en el estudio elevaron los anticuerpos a un nivel que equivaldría a una protección de al menos el 90% contra la infección.
“Si tu país o región del mundo solo dispone de una de las vacunas que hemos demostrado que pueden reforzar, no habrá problema en usarla como refuerzo y será seguro hacerlo”.
Saul Faust, experto en enfermedades infecciosas de la Universidad de Southampton
En tanto, Michael Ryan, director de emergencias de la OMS, aún no hay pruebas fehacientes de que ómicron provoque una enfermedad más grave que las anteriores variantes. Pidió mirar con cautela con el análisis de los datos ya que los estudios aún están en fase temprana.
“Tenemos vacunas muy eficaces que han demostrado su poder contra todas las variantes hasta ahora, en términos de gravedad de la enfermedad y de hospitalización, y no hay ninguna razón para pensar que no vaya a ser así”
Con información de The New York Times, El Universal.
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