Aunque el presidente prometió que en diciembre de 2021 la llamada “vacuna mexicana” ya estaría lista para distribuirse en todo el país, hemos llegado a febrero y esto aún no es una realidad. ¿Cuál es el estatus de este proyecto?
Avanza, pero sigue siendo un proyecto
En entrevista con la BBC, María Elena Álvarez-Buylla, directora de Conacyt, aceptó que existen todavía grandes retos en el país para poder crear la vacuna Patria, pues los laboratorios públicos se encuentran en condiciones poco favorables para solventar un proyecto de este tamaño. La funcionaria informó que el gobierno mexicano ha invertido ya 199 millones de pesos, aunados a la inversión de cientos de millones de pesos del laboratorio Avimex destinados a acondicionar las plantas piloto y de producción. Aunque la titular del Conacyt reconoce que no se cumplió la meta que se planteó de tener lista la vacuna mexicana para diciembre de 2021, asegura que su producción es importante para que México recupere su soberanía como productor de vacunas.
“¿No llegan tarde? ¿Para qué va a servir Patria ahora? A nivel mundial no hay vacunas suficientes, por lo que esto significará tener una vacuna propia tanto para los varios cientos de miles de mexicanos aún rezagados en la vacunación, como para establecer colaboraciones generosas y solidarios con naciones que no tengan acceso a las vacunas”.
¿Cuándo estaría disponible?
Actualmente, la vacuna Patria se encuentra en la fase 2, la cual, de acuerdo con Álvarez-Buylla, “está avanzando tal y como se esperaba y podríamos estar transitando a la tercera fase de este ensayo de refuerzo en algunas semanas, pocos meses en todo caso”. Señala que los principales retos han sido los relacionados con la capacidad técnica para producirla, pues se han tenido que “fortalecer los laboratorios de seguridad nivel 2 y 3 en el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias, que estaban bastante abandonados. También se ha puesto a punto un laboratorio para estudios de vacunología en el Instituto Politécnico Nacional”.
La funcionaria señala que otro gran reto ha sido tener la capacidad para producir dosis suficientes en nuestro país, pues de entrada se requieren al menos 480 mil y será necesario preparar plantas de producción con capacidad para escalar esta cantidad hasta llegar a los 40 u 80 millones de dosis anuales. “No teníamos la falsa expectativa de que seríamos capaces de producir la vacuna para responder a tiempo y salvar vidas ante la covid en las primeras fases de la pandemia”, lamentó la funcionaria, quien aceptó que para el Conacyt tomar la batuta del proyecto y coordinar la operación del mismo significó un gran reto desde el inicio.
“Nosotros teníamos una evaluación bastante realista de que México no estaba preparado, dado este estado de la infraestructura pública, para la generación de sus propios vacunales con la velocidad requerida que sí tuvieron países como Reino Unido o la propia Cuba, que es un país mucho más pequeño pero que tenía a punto todas las plataformas que utilizaban para producir otras vacunas. La única vacuna que México producía de manera total cuando tomamos la dirección general de Conacyt al inicio de este gobierno era la de la hepatitis B. Y la produce un laboratorio mexicano privado. Todo lo demás estaba parado, como las plantas de Birmex. Sin ninguna capacidad”.
¿El lado positivo?
Los retrasos evidencian que las vacunas no pueden producirse de manera apresurada para satisfacer los compromisos políticos de los dirigentes de un país. Es un hecho que era necesario respetar los procesos y cumplir con todos los protocolos y fases para garantizar la calidad y eficacia de estas sustancias, pues se introducirán en el organismo de millones de personas. En todo el proceso, destaca la coordinación del sector privado con el público, aunado a los conocimientos de la comunidad científica, ya que en conjunto podrían lograr algo que sería histórico: que México vuelva a ser una potencia en la producción de vacunas.
“¿Qué sería de México si los políticos hubieran apoyado, desde hace ya varios sexenios, la producción de vacunas? Hoy tendríamos una plataforma lista para enfrentar al COVID-19 y todas sus variantes. Lástima”.
Jonathán Torres, Expansión.