El diputado Salomón Chertorivski explicó los errores y las fallas éticas cometidos por el gobierno de la Ciudad de México al distribuir ivermectina a los ciudadanos para supuestamente tratar el COVID-19.
Hubo errores metodológicos y fallas en los protocolos
Salomón Chertorivski, diputado de Movimiento Ciudadano (MC), señala que el Gobierno de la Ciudad de México cometió faltas éticas y metodológicas al tomar la decisión de distribuir kits de ivermectina en la capital con los que se pretendía tratar casos de COVID-19. Como se sabe, la ivermectina es un medicamento cuyo uso no está aprobado por las autoridades sanitarias nacionales e internacionales para tratar la enfermedad.
Chertorivski ha destacado la importancia de realizar una evaluación seria e independiente sobre los hechos, además de pedir que los funcionarios que resulten responsables rindan cuentas, por lo que este jueves acudió a la Secretaría de la Contraloría General CDMX a solicitar que se investigue a quienes tomaron la decisión de repartir en la ciudad medicamentos contraindicados para casos de COVID-19.
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El gobierno capitalino intenta confundir a los ciudadanos
Como aclara el legislador y experto en temas de salud pública, el gobierno capitalino repartió los kits con ivermectina y otros medicamentos sin evidencia científica alguna que corroborara que esta medicina podría utilizarse para tratar el virus. Además, apunta que la distribución se llevó a cabo con errores metodológicos y fallas en los protocolos. El pasado miércoles, el también exsecretario de Salud, explicó la gravedad de haber distribuido este medicamento en la capital.
A través de un hilo publicado en su cuenta de Twitter, Salomón Chertorivski dio réplica a la respuesta de la jefa de Gobierno Claudia Sheinbaum, quien, lejos de admitir el error cometido, intenta defenderse al acusar a los detractores de la Cuarta Transformación de atacarla. “Dadas las mentiras y los intentos de confundir al público, es imperativo repetir los hechos tal como ocurrieron en el caso de la ivermectina surtida a los ciudadanos de la CDMX”, escribió el experto en salud.
Estos son los argumentos con los que Salomón Chertorivski denunció la gravedad de los hechos ocurridos en la ciudad, por los que ahora tendrá que responder el gobierno de la Ciudad de México:
1) El Gobierno de Claudia Sheinbaum distribuyó cientos de miles de cápsulas de ivermectina entre la población de la ciudad durante la pandemia.
2) Ese medicamento (contra parásitos) nunca fue autorizado para el tratamiento médico contra el COVID-19 por la OMS, ¡pero tampoco por la Secretaría de Salud de México!
3) Desde 2020 incluso el lenguaraz, Hugo López-Gatell desautorizó el uso de la ivermectina para combatir los efectos de la pandemia; aun así el reparto continuó en la CDMX.
4) Desde la Agencia Digital de Innovación Pública (que nadie sabe por qué dirige temas sanitarios) se intentó legitimar el uso, pero esto fue derrotado por la evidencia nacional e internacional.
5) Como no hay seriedad ni profesionalismo en este Gobierno, en lugar de reconocer el error, intentaron disfrazarlo con el reporte de un presunto estudio “cuasiexperimental”, de pretensiones científicas pero con graves deficiencias éticas, jurídicas y técnicas (ni hablar de que la instancia que presenta el reporte es la misma agencia que intenta justificar sus malas prácticas).
6) De ser este un “estudio”, acusa una falla ética: nadie fue notificado de formar parte, en palabras de José Merino, de un “análisis cuasiexperimental”.
7) Quien señaló primero que nadie la debilidad del estudio fue Juan Pablo Pardo-Guerra de la Universidad de California. Gracias a él fue retirado por los editores del sitio donde había sido publicado al no reunir los requisitos científicos indispensables.
8) Como acostumbran, nuestros Gobiernos actuales (federal y local) no solo no reconocen el error, sino que asumen el papel de víctimas de una “campaña” de “los conservadores”.
9) En resumen: distribuyeron a discreción un medicamento inapropiado y peligroso, sin autorización alguna de las instituciones sanitarias; trataron de ocultar la gravedad de su error tras un estudio patito que, de haber sido tal, fue desarrollado sin advertir a los ciudadanos que eran parte de un “cuasiexperimento”; el estudio resultó tan farsante que fue retirado del sitio de divulgación científica: (https://osf.io/preprints/socarxiv/r93g4/); encima de todo, los funcionarios del gobierno de la Ciudad se victimizan, protegidos entre los faldones presidenciales.
Estos son –repito– los hechos. Ustedes juzgarán la magnitud y la gravedad de un asunto que, además, costó al erario 29 millones de pesos.
Con información de @Chertorivski