La filósofa francesa Simone Weil denunció el vacío de proyectos y la falta de sustancia cultural en los partidos políticos en una serie de reflexiones que el doctor Isidro Cisneros analizó en su sección “Biblioteca mínima del buen ciudadano”, transmitida por el IMER.
Una reflexión amarga y desesperada
En la columna de este viernes de Isidro Cisneros, doctor en Ciencia de la Política por la Universidad de Florencia, Italia, llamada “Biblioteca mínima del buen ciudadano”, el sociólogo, politólogo y abogado revisa una de las últimas obras escritas por la filósofa francesa, Simone Weil, sobre un tema más que contemporáneo y real, a pesar de que hayan pasado casi 70 años de su redacción: Nota sobre la supresión general de los partidos políticos,en la edición publicada en Palma de Mallorca, España, por José J. de Olañeta.
Cisneros explicó que este libro, compuesto por un conjunto de ensayos de la autora, es un clásico “porque representa una especie de manifiesto, un texto de denuncia sobre las culpas y los límites de la forma partido; es un texto de teología social y, como afirmó el teórico del surrealismo, André Bretón, es una requisitoria sin apelo contra el crimen de abdicación del espíritu y del vacío de proyectos y de sustancia cultural de los partidos. Es un texto que representa un poderoso alegato para la transformación de los partidos”.
Lo describe como una reflexión amarga y desesperada sobre la degradación antropológica contemporánea, porque detrás de ese vacío cultural y de ese ausencia de proyectos políticos, está también la ausencia de un pensamiento moderno capaz de imaginar la verdad de la dimensión pública y de marcarla con alguna idea de justicia. Y de esta manera, como señala la autora y cita el experto, a los partidos políticos les ha sucedido aquello que cotidianamente se observa al interior de otro sistema, como el poder, el dinero o la técnica: que transforman los medios en fines.
De acuerdo con Cisneros, a pesar de todo, los partidos constituyen actualmente el único vínculo entre la ciudadanía y el Estado, pero persiste un reclamo social desde hace mucho tiempo: es urgente “una transformación que permita que los ciudadanos tengan una presencia real en estas organizaciones que nacieron como una proyección representativa de la sociedad civil y que han abandonado esta tarea”.
La visión de una mujer brillante
En su prestigiada participación radiofónica, Cisneros nos habla sobre Weil, quien nació en 1909 y murió en 1943, con solo 34 años. Describe que fue una filósofa, activista política y mística francesa que ingresó a los 19 años a la Escuela Normal Superior de París, con la calificación más alta. Después de graduarse, entró a trabajar en las fábricas de Renault, periodo en el que hizo grandes reflexiones políticas sobre la guerra, la violencia y la opresión social. En España, fue voluntaria con los republicanos en la Guerra Civil de 1936 y regresó a Francia, donde trabajó como obrera agrícola.
“Pensaba que el trabajo manual debía considerarse como el centro de la cultura y de la separación creciente entre el trabajo manual y la actividad intelectual, y sostenía que ello era la causa de la relación de dominio y de poder que ejercen los que manejan la palabra sobre los que se ocupan de las cosas. También consideraba necesario un reformismo revolucionario. Decía que los pobres estaban tan explotados que no tenían la fuerza para alzarse contra la opresión, y que por ello era necesario crear condiciones menos opresivas mediante avances reformistas, para facilitar una revolución responsable, menos precipitada y violenta”, narra Cisneros.
El principal obstáculo para encontrar soluciones
El experto explica que los textos que integran la obra Nota sobre la supresión general de los partidos políticos indican un camino para abrir una fase constituyente para una política auténticamente nueva, con un motor de cambio en la libertad. La autora “fue muy clara, casi profética, sobre la suerte, ciertamente no feliz, que correría la democracia si llegaba a convertirse en una estructura vacía, caracterizada por una mixtura entre burocracia y legalismo”. Narra que estos ensayos fueron escritos en 1943, el año en que falleció la autora, y “en medio del segundo conflicto bélico mundial y del naufragio de la Tercera República Francesa, y con ella, de los partidos políticos que la habían ocupado de manera monopólica por más de medio siglo, y que ahora la dejaban extenuada moral y políticamente.
Cisneros describe el pensamiento de la autora, quien advierte que los partidos se presentan como formas vacías, hostiles al pensamiento, incapaces de recoger la idea del bien común y autorreferenciales al límite del nihilismo, y que cada uno de ellos se ha rebelado inferior a la tarea para la cual habían nacido: hacer posible una vida pública fundada en la participación. Para la autora, el partido político es el principal obstáculo para la elaboración de una solución a la altura de los problemas y de la crisis de las sociedades contemporáneas. Como resultado, solo se deciden y ejecutan medidas contrarias al bien público, a la justicia y a la verdad.
“Y concluye: si se confiara al Diablo la organización de la vida pública no podría imaginar nada más ingenioso, pues los partidos han dejado un vacío de imaginación y propuesta frente al fracaso de un entero sistema económico y sociocultural”, apunta el también columnista de La Crónica de Hoy. Para finalizar, el politólogo mexicano, recuerda los señalamientos de la autora sobre la incapacidad de los partidos para “ir más allá” de la mera gestión de lo realmente existente; sobre su mirada corta que alcanza solamente la duración de su mandato y sus pequeños privilegios, y su denuncia sobre la imposición de una disciplina de partido para exaltar su naturaleza de máquina sobre las energías y las pasiones colectivas, las cuales son el verdadero combustible para la movilización social.
Escucha la columna del doctor Isidro Cisneros en IMER en esta liga: https://noticias.imer.mx/blog/desterrar-los-partidos-politicos/
