Durante 2012 y febrero de 2023, las secretarías de Educación de México recibieron un total de 3 mil 534 quejas por abuso sexual cometido por el personal de escuelas de educación básica en contra de estudiantes, lo que equivale a un promedio de un caso cada día.
Problemática sigue en aumento
Estos datos alarmantes, obtenidos a través de solicitudes de información vía transparencia y analizados en una investigación de El Universal, ponen en evidencia la creciente problemática de la violencia sexual en el ámbito educativo.
Los registros muestran que entre 2012 y 2015, hubo un promedio de 149 casos anuales, pero esta cifra aumentó significativamente a partir de 2017, llegando incluso a duplicarse anualmente.
La llegada de la pandemia de Covid-19 trajo consigo una disminución temporal de las denuncias, ya que los estudiantes abandonaron las aulas para estudiar desde casa. Sin embargo, una vez que regresaron físicamente a las escuelas, la violencia sexual contra ellos se recrudeció, alcanzando un total de 574 quejas en 2022.
Estos datos revelan las debilidades y omisiones por parte de las autoridades educativas en la prevención, detección y actuación contra estas agresiones. Expertos coinciden en que la problemática no ha sido frenada en la última década, sino que, por el contrario, sigue en aumento.
En su investigación, El Universal destacó la negativa de los estados de Baja California Sur, Nuevo León, San Luis Potosí y Sonora a proporcionar información, lo que genera una falta de transparencia en el manejo de esta problemática en esas regiones.
Personal escolar, ¿un factor de riesgo?
Un alarmante patrón de agresiones sexuales perpetradas por el personal educativo en escuelas de educación básica ha sido revelado por actas de hechos obtenidos a través de transparencia. Estas revelaciones han puesto de manifiesto la necesidad de realizar una selección de personal más estricta para prevenir estos delitos.
De todos los datos reunidos, la investigación logró identificar a 911 probables agresores, de los cuales, el 90% son hombres; 717 son docentes; 88 son personal de limpieza y 33 son directivos.
Perfil del abusador
La psicóloga especializada en abuso sexual, Julia Borbolla, ha señalado que muchos agresores escolares coinciden con el perfil del “abusador situacional”. Estas personas, de manera deliberada, buscan ser contratadas como profesores, suplentes, instructores de deportes o idiomas para estar cerca de niños y niñas.
“Por eso es muy importante que los colegios hagan una muy buena selección de personal”, advierte Borbolla. Agrega que la selección debe ir más allá de las preferencias y aptitudes, e incluir un análisis de la salud mental del candidato, verificación de antecedentes penales e investigación de la vida familiar y relaciones cercanas. De esta manera, se podría detectar cualquier indicio que sugiera un riesgo potencial de comportamientos inapropiados.
El caso de un hombre en Oaxaca, quien fue asignado como docente de preescolar en 2016, a pesar de ser apenas un estudiante de pedagogía, ejemplifica las debilidades en los procesos de contratación. Aunque meses después se encontraron imágenes sexuales de sus alumnos de preescolar en su celular y computadora, no se brindaron detalles sobre el estatus del docente.
El análisis a nivel nacional muestra que las víctimas de abuso de estos son diversos: niñas, niños y adolescentes que experimentan terrores nocturnos, incontinencia nocturna, cambios en su temperamento, pérdida de interés en la escuela y, en algunos casos, pérdida del habla.
Aunque la mayoría de las víctimas son mujeres (68%), también se reportan agresiones contra hombres.
37% de los casos ocurrieron en secundaria
La edad juega un papel importante en el tipo de violencia que se ejerce contra los estudiantes. Los más pequeños son más vulnerables al abuso y la violación sexual. Sin embargo, el 37% de los casos registrados ocurrieron en secundaria, principalmente descendieron a niñas entre 12 y 14 años. Estos actos suelen suceder durante las clases, los recesos e incluso mediante mensajes en redes sociales. Algunos docentes utilizan la manipulación emocional, amenazas y coerción para cometer violaciones.
Las violencias sexuales contra estudiantes de primaria ocuparon el segundo lugar en número de quejas, con un total de 884. Desafortunadamente, las autoridades educativas no han proporcionado información sobre las consecuencias administrativas y/o penales en contra de los agresores.
Abuso sexual organizado
Adicionalmente, se ha detectado un preocupante fenómeno de abuso sexual organizado en al menos 25 escuelas de educación básica en 11 estados del país, según el informe de la Oficina de Defensoría de los Derechos de la Infancia, AC (ODI). En estos casos, se ha evidenciado la participación de múltiples adultos en la comisión de delitos sexuales contra grupos de niñas y niños, en su mayoría de entre tres y cinco años. Estas agresiones, a veces videograbadass, cuentan con la facilitación o encubrimiento de personal educativo.
Abuso sexual escolar y la impunidad
Los pocos casos que llegan al ámbito penal enfrentan un proceso de justicia lento y con altos índices de impunidad. Las carpetas de investigación no siempre se traducen en sentencias. según estimaciones de Impunidad Cero, la probabilidad de que un delito se resuelva en México es del 0.9%.
Los impactos en las víctimas
Los impactos emocionales y académicos en las víctimas de violencia sexual son considerables. Los sobrevivientes pueden experimentar cambios en su comportamiento, ansiedad, estrés y agresión. A mediano y largo plazo, su rendimiento académico puede verse afectado. Incluso llegando al abandono escolar y la adopción de conductas de alto riesgo para su salud.
Astrid Hollander, jefa de educación en Unicef México, enfatiza la importancia de la prevención para abordar este problema y evitar impactos duraderos en la vida de las personas.
Es necesario que las autoridades educativas tomen medidas concretas para prevenir y combatir la violencia sexual en las escuelas. Asimismo, para garantizar una adecuada atención y justicia para las víctimas. La sociedad también debe ser consciente de esta problemática y contribuir a crear entornos seguros para los niños y adolescentes en su camino educativo.
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Con información de El Universal.