En las últimas semanas, el aumento de los flujos migratorios en México ha puesto de relieve una realidad ineludible: la migración es un fenómeno que continúa desafiando las políticas y recursos tanto a nivel nacional como global. A medida que las cifras de migrantes irregulares se incrementan, también emerge un nuevo componente en esta ecuación: el uso de tecnologías digitales por parte de traficantes de personas para facilitar su labor. En este contexto, el papel de los ciudadanos comprometidos cobra una relevancia crucial.
La alarmante situación fue confirmada por el presidente Andrés Manuel López Obrador, durante su conferencia matutina de ayer, donde informó que la migración de menores no acompañados experimentó un aumento del 45% entre junio y julio de este año, pasando de 7,288 a 10,613 casos. Asimismo, se reporta un aumento del 26% en la migración de adultos. Otro dato que resalta es la cifra de personas bajo traslado por traficantes y rescatadas por el Instituto Nacional de Migración, cifras que han alcanzado niveles inusuales.
Este fenómeno coincide con una aparente reactivación de la ofensiva liderada por gobernadores republicanos contra migrantes irregulares.
Según el estudio “Las tecnologías de la información y comunicación y el tráfico ilícito de migrantes en América Central, México y la República Dominicana” publicado por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), las tecnologías digitales han permitido a los traficantes de personas promover y proporcionar servicios ilegales de manera más eficiente. Las redes sociales, plataformas de video y aplicaciones de mensajería instantánea se han convertido en herramientas esenciales en esta empresa criminal.
El estudio destaca que las tecnologías digitales no solo facilitan la transferencia de dinero y bienes entre traficantes y migrantes, sino que también agilizan la organización de los viajes y la comunicación entre las partes involucradas. Además, las redes sociales y la mensajería instantánea son utilizadas para compartir videos que celebran cruces exitosos, atrayendo a más personas a este riesgoso camino.
En este contexto, surge una pregunta crucial: ¿cómo podemos como ciudadanos contribuir a contrarrestar los efectos negativos de esta realidad? Aquí, el apoyo ciudadano juega un rol fundamental.
La migración se ha convertido en una realidad global y constante, ciudadanos comprometidos están demostrando que pequeñas acciones pueden generar un impacto significativo en la vida de los migrantes. A través de diversas iniciativas solidarias y educativas, se ha comenzado a tejer una red de apoyo en favor de aquellos que buscan una nueva oportunidad en tierras extranjeras.
En última instancia, los ciudadanos comprometidos están demostrando que cada pequeña acción cuenta en la construcción de un entorno más solidario y acogedor para los migrantes. A través de la educación, el voluntariado y la solidaridad, se está abriendo un camino hacia un futuro más prometedor para quienes buscan un nuevo hogar.
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