Ante el próximo anuncio en el sentido de que la pobreza se redujo, un análisis profundo de las cifras en la administración de la 4T revela grandes paradojas
En el complejo entramado de la realidad mexicana, donde la lucha contra la pobreza es un imperativo ineludible, surgen análisis que cuestionan la efectividad de los esfuerzos gubernamentales. Si bien se alza una estrategia propagandística en el gobierno de la llamada Cuarta Transformación para presumir una disminución de la pobreza entre 2020 y 2022, los especialistas advierten que esta aparente mejora es superficial, dado el crecimiento de las carencias sociales y la disminución de la calidad de vida bajo la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Según un diagnóstico elaborado por Ciudadanos por México, la paradoja entre una reducción de pobreza y el aumento de carencias marca un panorama de desafíos complejos que requiere una reflexión profunda.
Desde los rincones académicos y analíticos, especialistas arrojan luz sobre las cifras aparentemente alentadoras. Si bien las mediciones del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) que se darán a conocer en los próximos días podrían indicar una reducción en los niveles de pobreza, estos expertos señalan que las carencias sociales no solo no disminuirán, sino que incluso se profundizarán.
Una de las voces que resuena es la de Rodolfo de la Torre, director de Movilidad Social del Centro de Estudios Espinosa Yglesias, quien enfatiza que, aunque se pronostique una disminución en la pobreza, algunas carencias sociales no serán abordadas de manera efectiva. De la Torre resalta que el aumento en el ingreso de la población, impulsado por el incremento del salario mínimo y las transferencias gubernamentales, es un factor clave detrás de la aparente reducción de pobreza.
Sin embargo, las cifras proyectan una realidad preocupante: el acceso a servicios de salud y educación enfrenta obstáculos crecientes. Se estima que la población sin acceso a servicios de salud se elevará de 36 millones a 50 millones de personas, una cifra alarmante que pone de manifiesto una crisis en el sistema de salud.
El análisis se vuelve más contundente al considerar el aspecto educativo. La deserción escolar se convierte en un problema palpable, ya que entre 600 mil y 700 mil personas no están recibiendo la educación adecuada a su edad, lo cual indica un sistema educativo que no logra sostenerse eficazmente.
El economista Mario Luis Fuentes subraya la importancia de ser cautelosos con las cifras del Coneval. A pesar de las mejoras en el ingreso, destaca que persisten situaciones críticas, como la falta de acceso a servicios de calidad en salud y educación. Fuentes también advierte que, aunque el ingreso ha mejorado, se necesita reflexionar sobre la necesidad continua de transferencias monetarias para mantener ese nivel de vida, evidenciando la fragilidad subyacente en la economía de muchas familias.
La discusión también apunta hacia la política de transferencias monetarias, que, aunque puede mejorar la situación de ingresos, no aborda las carencias estructurales de la población. Lejos de ser una solución sostenible, el enfoque en las transferencias monetarias corre el riesgo de perpetuar la falta de instituciones sólidas y la dependencia del sistema. Esto plantea la necesidad de una estrategia más completa y abarcadora para abordar la pobreza y las carencias.
A medida que el Coneval se prepara para publicar los resultados de la medición multidimensional de la pobreza, los analistas hacen un llamado a la reflexión, especialmente para quienes buscan la presidencia en el futuro. Las carencias sociales, principalmente en salud y educación, requieren atención urgente, y la mera dependencia de transferencias monetarias no es una solución a largo plazo.
La paradoja entre la reducción de la pobreza y el aumento de las carencias sociales plantea un cuestionamiento más profundo sobre la concepción misma de la pobreza. Los expertos destacan que las mediciones actuales se centran en el acceso y la afiliación, sin tener en cuenta la calidad de los servicios y otros factores importantes que influyen en la calidad de vida de las personas.
El desafío es claro: lograr una disminución real de la pobreza, no solo en términos de ingresos, sino también en términos de acceso a servicios esenciales y la construcción de capacidades. La pobreza no es solo una cuestión de números, sino una problemática compleja que requiere una estrategia integral y sostenible. El aumento del ingreso es un paso en la dirección correcta, pero es solo un fragmento de la solución.
El futuro del país se forja en su capacidad para abordar estas desigualdades y carencias. Las cifras de reducción de pobreza podrían ser engañosas si no se toman medidas adecuadas para abordar los problemas estructurales que persisten. La construcción de una sociedad más justa y equitativa exige una reflexión profunda y una acción colectiva para abordar las carencias en educación, salud y otros aspectos esenciales de la vida de los mexicanos.
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