En un giro trágico que ha resonado en toda América Latina, el candidato presidencial ecuatoriano Fernando Villavicencio fue acribillado en público el pasado 9 de agosto en las calles de Quito, la capital del país. El asesinato ha dejado un misterio en su estela y ha dado lugar a especulaciones sobre la posible implicación del crimen organizado mexicano, en particular del infame Cártel de Sinaloa. Este evento ha capturado la atención tanto de Ecuador como de México, y ha puesto de manifiesto las complejas intersecciones entre la política, la seguridad y el crimen organizado en la región.
Villavicencio era conocido por sus críticas abiertas a la administración del presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador (AMLO). Previo a su asesinato, Villavicencio había alertado públicamente sobre las amenazas que había recibido por parte del crimen organizado, específicamente vinculando al Cártel de Sinaloa. En un video que se viralizó en redes sociales, el candidato advirtió con vehemencia: “Nosotros no vamos a permitir que el crimen organizado, manejado por estas escuelas de sicarios de Colombia y México, sigan cobrando víctimas inocentes en esta patria”. Además, instó a AMLO a enfrentar los problemas de las mafias en México y cuestionó la relación entre el narcotráfico y gran parte de la clase política mexicana.
Sin embargo, López Obrador rápidamente desestimó cualquier conexión entre el Cártel de Sinaloa y el asesinato de Villavicencio. El presidente mexicano alegó que “no hay elementos” que respalden esa versión y sugirió que en tiempos electorales se propagan muchas afirmaciones sensacionalistas. Esta respuesta no ha hecho sino aumentar la controversia y las especulaciones sobre la relación entre el crimen organizado y los ámbitos políticos en América Latina.
Además del caso Villavicencio, AMLO ha intervenido en otros escenarios políticos de la región. En el contexto del proceso judicial en Colombia que involucra al hijo del presidente Gustavo Petro, AMLO salió en defensa de Petro y acusó a las fuerzas conservadoras de llevar a cabo una campaña mediática en su contra. Estos pronunciamientos han aumentado las críticas hacia AMLO por su supuesta interferencia en los asuntos internos de otros países.
De acuerdo con el analista político Manuel Díaz, en México la preocupación es muy grande, sobre todo por la conducta que asume el presidente López Obrador ante estos casos:
En el caso del asesinato del candidato en Ecuador, AMLO deslindo al Cártel de Sinaloa. Afirmó que “no hay elementos” que sostengan la versión de que el Cártel de Sinaloa estuvo detrás del asesinato del candidato Fernando Villavicencio. “No me atrevería a adelantar nada sobre los motivos porque no hay elementos. Son, si acaso, hipótesis y pueden ser hasta conjeturas, no hay que olvidar que siempre, y más en tiempos electorales, se inventan cosas”.
En el caso de Colombia con el proceso al hijo del mandatario Gustavo Petro, AMLO salió a la defensa asegurando que Gustavo Petro, afronta una “reacción conservadora” “Ahora que el pueblo de Colombia decide apoyar al presidente Petro y está enfrentando una reacción conservadora de mucho tiempo, campañas mediáticas en su contra. Y ahora que se presenta esta situación familiar quieren menguar, socavar su fortaleza moral, política”.
Por su parte, el reconocido periodista Raymundo Riva Palacio, acusó a AMLO de inmiscuirse en las elecciones presidenciales de Ecuador, afirmando que el gobierno mexicano y su partido, Morena, han participado en el proceso electoral ecuatoriano más allá de lo que permiten los límites legales. Se argumenta que la Ciudad de México ha funcionado como un centro estratégico para la campaña de Luisa González, la candidata correísta, que busca el apoyo del expresidente ecuatoriano Rafael Correa, actualmente prófugo de la justicia en su país.
La relación entre los cárteles mexicanos y Ecuador no es una novedad. La ubicación geográfica de Ecuador, colindante con los principales países productores de cocaína en el mundo, lo convierte en un punto estratégico para el tráfico de drogas. La lucha por el control de rutas y puertos de tráfico de drogas entre el Cártel de Sinaloa y el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) ha convertido al país sudamericano en un campo de batalla, desencadenando una ola de violencia sin precedentes.
La disputa entre estos cárteles mexicanos también ha dejado un rastro de alianzas volátiles con grupos locales y ha impulsado la violencia en Ecuador. La presencia del CJNG en Ecuador, considerado un corredor estratégico para el tráfico de drogas, ha llevado a un aumento en los enfrentamientos violentos entre bandas locales y extranjeras por el control de los territorios y rutas de tráfico.
El asesinato de Villavicencio ha planteado un desafío significativo para los gobiernos de la región en su lucha contra el crimen organizado y la garantía de la seguridad ciudadana. A medida que las conexiones entre la política, el narcotráfico y la violencia se vuelven más evidentes, queda claro que la complejidad de estos problemas requiere una respuesta integral y cooperativa por parte de los países latinoamericanos.
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