A medida que se acerca el 2 de junio, las encuestas y las tendencias actuales anticipan una participación sin precedentes en las elecciones federales de México. Este aumento en el interés y compromiso cívico de los ciudadanos puede estar motivado por una combinación de factores críticos, incluyendo un clima político altamente polarizado, una mayor conciencia sobre la importancia del voto y un creciente deseo de influir en el futuro del país.
Si estas proyecciones se mantienen, México podría estar al borde de experimentar una jornada electoral histórica, donde el número de votantes no solo refleje un récord de participación, sino también una nueva era de empoderamiento ciudadano y responsabilidad democrática.
De acuerdo con el Reporte de Gobernabilidad de GEA-ISA, el interés de los mexicanos por participar en las próximas elecciones muestra un incremento notable. Un 56% de los encuestados asegura que “seguramente irá a votar”, un aumento respecto a mediciones anteriores. Adicionalmente, un 25% considera que “probablemente” participará en las elecciones. Este creciente compromiso cívico sugiere una posible afluencia récord de votantes, reflejo de una ciudadanía más activa y posiblemente más exigente. Este aumento en la intención de voto podría estar motivado por varios factores, incluyendo un mayor interés en los temas nacionales o una respuesta a las campañas de concientización sobre la importancia del voto.
El panorama partidista ha mostrado una volatilidad notable. Morena, el partido en el poder, ha visto una erosión significativa en su base de apoyo: ha perdido doce puntos en un año, ubicándose en un 37% de identificación entre los ciudadanos. Esta disminución es aún más notable en la intención de voto para el Congreso, donde Morena alcanza solo el 40%, su punto más bajo en el último año. Esta tendencia descendente también se refleja en las preferencias para la Presidencia, donde el apoyo a Morena ha caído ocho puntos, ubicándose en el mismo nivel, 40%. La pérdida de popularidad de Morena podría estar relacionada con diversos factores, incluyendo la percepción de su desempeño en el gobierno y los desafíos económicos y sociales que enfrenta el país.
Por otro lado, el PAN parece capitalizar la caída de Morena, alcanzando el 21% en la preferencia de voto para el Congreso, lo que representa su segundo mejor resultado en los últimos cuatro años. En contraste, el PRI apenas logra un 9% de identificación entre los ciudadanos, lo que podría señalar una crisis de relevancia dentro del espectro político tradicional mexicano. El ascenso del PAN puede ser visto como una alternativa viable para los votantes desencantados con Morena, mientras que el estancamiento del PRI sugiere una necesidad urgente de renovación y reinvención para volver a conectar con una base de votantes cada vez más esquiva.
En la carrera presidencial, Claudia Sheinbaum, pese a perder 4 puntos desde el inicio de las campañas, sigue liderando con un 49%. Xóchitl Gálvez, por su parte, mantiene una sólida segunda posición con 34% de la intención de voto, destacándose por su constancia. Estas cifras podrían indicar una polarización de la elección entre estas dos candidatas, mientras que los demás contendientes parecen quedar relegados. En cuanto a los votantes probables, aquellos que aseguran que sí acudirán a las urnas, la diferencia entre Sheinbaum y Gálvez se amplía a 14 puntos, lo que refleja una ventaja significativa para la candidata de Morena.
Un aspecto preocupante que surge del estudio es la creciente desconfianza hacia el Instituto Nacional Electoral (INE). Este sentimiento puede estar influenciado por las percepciones de ineficacia o parcialidad, especialmente en un contexto donde la polarización y el debate político son intensos. La confianza en las instituciones es fundamental para la salud de cualquier democracia, y la erosión de esta puede tener implicaciones serias para la legitimidad de los próximos comicios. La transparencia y la efectividad del INE serán claves para asegurar la confianza del electorado en los resultados de las elecciones.
El 64% de los encuestados consideran que el Instituto Nacional Electoral, INE, cumple con su función adecuadamente. Por otro lado, el porcentaje de quienes consideran que no cumple con su función se ha duplicado en comparación con el tercer trimestre del año pasado, 1 de cada 3 mexicanos piensa que el INE no cumple su función.
Por segundo trimestre consecutivo, en los últimos tres años, el porcentaje de personas que consideran que el INE no garantiza imparcialidad en las próximas elecciones federales, 46%, se encuentra por encima de quienes creen que sí lo hace, 45%, una diferencia mínima pero reveladora del desempeño del Instituto en esta elección.
Los datos de GEA-ISA sugieren una elección de alta participación con un electorado que podría estar reevaluando sus lealtades políticas tradicionales. La pérdida de apoyo para Morena y el ascenso del PAN reflejan un dinamismo político que podría traducirse en un Congreso más equilibrado o incluso en un cambio de liderazgo presidencial. A medida que los ciudadanos mexicanos se preparan para votar, el panorama político de México está claramente en un momento de transición crítica, con la confianza en el proceso electoral en juego.
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