Legisladores Plurinominales / Foto: Especial
Plurinominales en México: ¿su eliminación afectaría directamente a la democracia?
La respuesta es sí. Aunque a veces parezca un asunto lejano o técnico, la eliminación de los plurinominales tendría un impacto directo en la vida cotidiana de los ciudadanos. Estos escaños han sido, desde su creación, una herramienta para equilibrar el poder político y dar voz a quienes no forman parte de las grandes mayorías. Sin ellos, el Congreso mexicano correría el riesgo de volverse más homogéneo, menos plural y menos representativo.
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Sin plurinominales, los partidos más grandes concentrarían aún más poder. La mayoría de los escaños quedaría en manos de quienes ganan distritos por voto directo, lo que dejaría fuera a fuerzas políticas medianas o pequeñas. En la práctica, esto significa que se reduciría la presencia de partidos que hoy defienden agendas feministas, indígenas, ambientales, de juventudes o de minorías políticas.
El Congreso dejaría de ser un espacio de múltiples voces para convertirse en un foro donde solo hablaran las mayorías. La consecuencia: menos debate y menos posibilidades de que temas que afectan a sectores específicos de la población se conviertan en leyes.
Uno de los principales aportes de los plurinominales ha sido obligar al diálogo. Al distribuir de manera proporcional los escaños, se evita que un partido controle de manera automática el Congreso. Sin esa figura, los partidos mayoritarios tendrían el camino más despejado para aprobar leyes sin necesidad de negociar ni escuchar a la oposición.
Esto podría traducirse en procesos legislativos más rápidos, sí, pero también más pobres en discusión. Menos voces críticas implican menos posibilidades de corregir errores o de enriquecer las propuestas. En términos democráticos, significaría un retroceso hacia el poder absoluto.
Aunque pueda parecer un tema lejano, la eliminación de los plurinominales sí afectaría la vida de cualquier ciudadano. Un Congreso dominado por una sola fuerza aprobaría leyes con menos filtros y menos cuestionamientos. Eso impacta en áreas tan sensibles como impuestos, servicios públicos, derechos laborales o programas sociales.
Imagina que perteneces a una comunidad indígena, a un colectivo ambientalista o que simplemente simpatizas con un partido pequeño. Sin plurinominales, tus posibilidades de estar representado en el Congreso se reducen drásticamente. Y cuando no hay quien defienda tu visión política, tus intereses corren el riesgo de quedar invisibles en las decisiones nacionales.
El país es diverso, contradictorio y plural. La eliminación de los plurinominales haría que el Congreso dejara de reflejar esa complejidad y se pareciera más a una fotografía en blanco y negro: clara, pero incompleta.
Lejos de ser un “privilegio” para políticos que no hacen campaña, los plurinominales han sido un mecanismo para acercar la representación al mosaico real de México. Quitarlos no solo empobrecería el debate, también reduciría la capacidad del Congreso de legislar para todos.
La pregunta final es inevitable: ¿qué gana la democracia sin plurinominales? La respuesta apunta más a lo que pierde: diversidad, equilibrio y representación. Y cuando esas piezas desaparecen, lo que queda es un poder más concentrado y una ciudadanía menos escuchada.
En otras palabras: sí, te afecta.
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