Destaca la CDMX por tener 20% de la población con ingreso digno y sin carencias, pero la gran mayoría aún presenta carencias y/o ingreso insuficiente.
En un impactante informe revelado en vísperas del Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza, Acción Ciudadana Frente a la Pobreza desvela una cruda realidad: el 80% de la población de la Ciudad de México se encuentra luchando por alcanzar condiciones de bienestar, es decir, padece algún grado de pobreza. Si bien la capital se destaca por tener un 20% de sus habitantes con ingresos dignos y sin carencias, la mayoría de sus residentes continúan enfrentando dificultades económicas y sociales.
En cifras precisas, de los más de 9.5 millones de habitantes que conforman la Ciudad de México, 547,000 viven en condiciones de pobreza extrema debido a la insuficiencia de ingresos, lo que representa un 6% de la población. Otros 3 millones de personas, es decir, el 32%, se encuentran atrapados en la pobreza por ingresos, lo que significa que sus salarios no alcanzan para cubrir el costo de la canasta básica. Sin embargo, la situación se torna aún más sombría cuando se considera a aquellos que, a pesar de no tener carencias, apenas sobreviven con ingresos que difícilmente cubren el costo de dos canastas básicas. Estas personas suman 7.4 millones, un alarmante 80% de la población capitalina que lucha por mantenerse a flote económicamente.
Epidemia de pobreza
Pero ¿cuáles son las raíces profundas de esta epidemia de pobreza? Se encuentran firmemente en el sistema laboral de México, un sistema que directamente genera bajos salarios y empleos sin acceso a la seguridad social. Más de la mitad de la población económicamente activa de México se ve atrapada en esta trampa de desigualdad económica. La falta de un salario adecuado y la carencia de seguridad social son las principales fuentes de pobreza, y estas condiciones afectan de manera desproporcionada a las mujeres y a los jóvenes.
El acceso limitado de las mujeres al mercado laboral debido a las tareas domésticas no remuneradas contribuye a una de las tasas de participación laboral femenina más bajas del mundo. Además, la exclusión económica de jóvenes entre 15 y 29 años es alarmante, ya que más de la mitad de ellos están fuera del sistema educativo y carecen de empleo. Para aquellos que provienen de contextos desafiantes, como la pobreza y la marginación, las barreras para encontrar trabajo son aún más elevadas.
Acciones “superficiales”
¿Por qué estas causas estructurales persisten sin cambios significativos durante décadas? La respuesta radica en que la lucha contra la pobreza y la desigualdad se ha centrado en abordar las manifestaciones superficiales de estos problemas, en lugar de enfrentar sus raíces profundas. Es en este contexto que Acción Ciudadana Frente a la Pobreza presenta un llamado urgente: “ir a la raíz” de la pobreza, en lugar de tratar solo sus síntomas.
En este sentido, el informe destaca la necesidad de cambios estructurales en dos áreas fundamentales:
- Acuerdo Laboral por Salarios Dignos: Es imperativo fomentar un diálogo social y la concertación para vincular la mejora de los salarios con el aumento de la productividad. Se debe superar el paradigma de competitividad basado en bajos salarios y precariedad laboral, que ha sido perjudicial tanto para la economía como para el bienestar social.
- Protección Social Universal: México debe evolucionar hacia un modelo de protección social que garantice el acceso a servicios de salud, cuidado y garantías de ingresos. Esto implica superar el modelo de seguro social vinculado al régimen laboral, que actualmente excluye a más de la mitad de la población.
Siete estrategias prioritarias
Además de estos cambios estructurales, el informe propone siete estrategias prioritarias para abordar de raíz las estructuras que perpetúan la pobreza. Estas estrategias incluyen un salario mínimo suficiente para cubrir las necesidades básicas, el fomento de la inclusión económica de las mujeres a través de un sistema nacional de cuidados y una política de empleabilidad integral para los jóvenes. También se sugiere la creación de fondos y apoyos técnicos para fomentar la economía social y el emprendimiento productivo, con prioridad en zonas indígenas y rurales, y un acuerdo nacional por la educación de calidad en las zonas con mayor rezago social.
Estas propuestas no son meramente palabras en un papel; son un llamado a la acción para la sociedad civil y los actores políticos. Erradicar la pobreza en México requiere un esfuerzo colectivo y cambios estructurales significativos. Mientras se celebra la reducción marginal de la pobreza, es fundamental reconocer que las causas fundamentales de la pobreza no han experimentado suficientes cambios. La pobreza actual no se ajusta a las capacidades económicas de México, y es necesario abordar de raíz el sistema laboral para liberar a la mayoría de la población de la lucha diaria por el bienestar.