En un momento crucial para México, 46.8 millones de jóvenes electores, que representan el 47.22% del padrón electoral, se preparan para ejercer su derecho al voto este próximo 2 de junio. A través de la Iniciativa Juvenil Nacional #TodosAVotar, los jóvenes mexicanos buscan influir decisivamente en el curso político del país, priorizando temas que van desde la educación y empleo hasta la seguridad y el acceso a la vivienda.
La clave para moldear el futuro de México
Del total de 99.1 millones de personas en el listado nominal de votantes en México, los jóvenes entre 18 y 29 años representan 26.3 millones, lo cual constituye el 26.3% de la lista nominal. Sumando a los adultos jóvenes hasta los 39 años, el total asciende a 46.8 millones de votantes, lo que representa el 47.22% del padrón electoral. Estas cifras no solo subrayan la importancia numérica de los jóvenes, sino también su capacidad potencial para influir decisivamente en los resultados electorales y, por ende, en el futuro político y social del país.
Los jóvenes mexicanos, equipados con expectativas diversas y ambiciones claras, demandan un cambio tangible y directo en las políticas públicas. Este vasto grupo etario, que configura casi la mitad del electorado, es un testimonio vibrante de las posibilidades que puede traer un gobierno que escuche y responda a sus necesidades.
Los temas críticos incluyen la calidad educativa y las oportunidades laborales, con un énfasis en la modernización de los planes de estudio y la mejora de la infraestructura educativa. Además, la creación de empleos dignos y el fomento del emprendimiento son vistos como esenciales para su desarrollo y estabilidad económica.
La seguridad sigue siendo una preocupación dominante, con jóvenes pidiendo políticas efectivas que reduzcan la criminalidad y mejoren la protección, especialmente en las áreas más afectadas por la delincuencia. La expectativa es clara: un ambiente seguro es fundamental para su desarrollo y bienestar.
Salud, vivienda y participación ciudadana
El acceso a servicios de salud de calidad, incluida la atención mental a menudo ignorada, es una demanda constante de la juventud mexicana. La necesidad de cobertura de salud amplia y accesible para todos los jóvenes es urgente y no negociable.
En cuanto a la vivienda, los jóvenes esperan políticas que faciliten el acceso a viviendas dignas y asequibles. A través de programas de financiamiento y subsidios, buscan soluciones que les permitan empezar a construir sus vidas con seguridad y estabilidad.
La participación en las decisiones políticas es otro pilar crucial. Los jóvenes exigen ser escuchados y tener un rol activo en la conformación de las políticas que afectan directamente sus vidas, esperando que el nuevo gobierno promueva mecanismos de participación juvenil y respete sus opiniones.
Medio ambiente, igualdad y transparencia
El cambio climático y la degradación ambiental son preocupaciones acuciantes para la juventud, que busca políticas que promuevan la sostenibilidad y protejan los recursos naturales. La lucha contra la contaminación y la preservación de un entorno sano son vistos como esenciales para su futuro.
La igualdad de oportunidades y el respeto a los derechos humanos son demandas firmes entre los jóvenes, que luchan por la igualdad de género, los derechos de las comunidades LGBTQ+, y la inclusión de minorías y pueblos originarios.
Finalmente, la transparencia y el combate a la corrupción son vistas como fundamentales para garantizar un futuro luminoso. Los jóvenes aspiran a un gobierno que sea honesto y comprometido con la rendición de cuentas y la integridad en el servicio público.
Visión de un gobierno ideal
Las demandas juveniles reflejan un deseo de progreso y una visión de futuro que busca mejorar las condiciones de vida y ofrecer mayores oportunidades para todos los jóvenes en México. Esta visión se concreta en la aspiración a un gobierno transparente y honesto, inclusivo y representativo, que sea eficiente y efectivo, además de innovador y tecnológico.
Los jóvenes demandan un gobierno que sea justo y equitativo, que actúe con sensibilidad y empatía, y que sea proactivo y preventivo en sus políticas, especialmente en aquellas que afectan el medio ambiente. Es fundamental que este gobierno sea también participativo y democrático, y que esté comprometido no sólo con la educación y el desarrollo profesional, sino también con la seguridad y la paz.