Congreso de México
Cuando hablamos de política, una de las dudas más comunes es: ¿a quién representan realmente los diputados y senadores que llegan al Congreso? La respuesta no siempre es sencilla, porque en México existen distintas formas de elegirlos y distintos tipos de minorías que buscan voz en las cámaras. Entender cómo funciona este sistema electoral es clave para saber cómo tu voto puede transformarse —o quedarse fuera— de los escaños.
La mayoría relativa es un método fácil de comprender. En cada distrito electoral se postulan candidatos de distintos partidos y gana simplemente quien obtenga más votos, aunque no alcance la mayoría absoluta.
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Por ejemplo: si en un distrito un candidato consigue el 35% de los votos y sus contrincantes obtienen 30% y 25%, gana el primero, aunque la mayoría de los electores no haya votado por él.
En la Cámara de Diputados, 300 de los 500 diputados se eligen así. En el Senado, 64 de los 128 senadores provienen de mayoría relativa (dos por cada estado).
La representación proporcional busca equilibrar la balanza. Aquí no gana un candidato específico, sino que se asignan curules a los partidos según el porcentaje total de votos que recibieron a nivel nacional o en circunscripciones.
De esta forma, aunque un partido no haya ganado en ningún distrito, si logra un porcentaje significativo de votos obtiene lugares en la Cámara. Esto da voz a partidos minoritarios como el PRI o Movimiento Ciudadano, que de otro modo prácticamente quedarían fuera del Congreso.
Pero “minorías” no solo significa partidos pequeños. Sobre todo hablamos de minorías sociales y de agenda, como los pueblos y comunidades indígenas, la comunidad LGBT+, las mujeres, colectivos ambientalistas o defensores de derechos humanos. La representación proporcional permite que estos grupos, al integrarse en partidos o movimientos, tengan espacios en el Congreso para impulsar causas específicas como la igualdad de género, el matrimonio igualitario, la protección de la naturaleza o los derechos culturales.
En Diputados, 200 curules se reparten por este mecanismo; en el Senado, 32 escaños.
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Además de los 64 de mayoría relativa y los 32 de representación proporcional, hay otros 32 senadores que se asignan a la primera minoría. En cada estado, además de los dos senadores del partido ganador, se otorga un escaño al partido que haya quedado en segundo lugar.
Esto asegura que la oposición tenga presencia en la Cámara Alta, incluso en estados donde no ganó.
La combinación de estos mecanismos hace que tu voto tenga tres efectos:
Lo cierto es que hemos visto que en muchas ocasiones diputados y senadores no parecen representar a los ciudadanos que los eligieron, sino a los partidos políticos que los postularon.
Esto genera una distancia entre representantes y representados: las bancadas suelen votar en bloque siguiendo la línea del partido, aun cuando esa decisión no refleje del todo las necesidades de la gente en los distritos o estados.
Por eso, más allá de la fórmula matemática para asignar escaños, la representación real depende de la voluntad de cada legislador para poner por delante las demandas ciudadanas y no solo los intereses partidistas.
En las elecciones de 2024, la alianza oficialista (Morena-PT-PVEM) obtuvo la mayoría de los escaños por mayoría relativa, pero gracias a la representación proporcional, partidos como PAN, PRI y MC mantienen una presencia significativa en San Lázaro.
En paralelo, se han abierto espacios a agendas específicas: diputadas y diputados indígenas lograron escaños de representación proporcional; legisladores de la comunidad LGBT+ han impulsado leyes de igualdad y no discriminación; y activistas ambientales han llevado la agenda climática al Congreso.
¿Por qué importa? Porque este sistema asegura que el Congreso no esté dominado únicamente por un partido o por las mayorías tradicionales. Permite que minorías políticas y sociales tengan representación, lo que enriquece el debate y genera contrapesos.
Tu voto no solo cuenta para decidir un ganador local, también contribuye a que se escuchen voces diversas —desde partidos pequeños hasta causas como la defensa del medio ambiente o la inclusión de comunidades indígenas—. Entender esto es fundamental para valorar por qué las reglas electorales impactan directamente en la representación de la ciudadanía.
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