A lo largo de la historia, el derecho al voto ha sido una piedra angular en la lucha por la igualdad y la justicia social. Sin embargo, este derecho no ha sido siempre universal para todas las personas. En particular, las mujeres han enfrentado muchos obstáculos y discriminaciones para que se reconozca su lugar en las urnas. Aunque hoy en día, en la mayoría de los países, las mujeres disfrutan del derecho al igual que los hombres, existen aún territorios del mundo donde este derecho es limitado o inexistente debido a normas culturales, religiosas o políticas restrictivas.
En este contexto, es importante reconocer y valorar el privilegio de votar que tienen las mujeres mexicanas. Este derecho no se dio de manera fortuita, ya que el voto femenino se consiguió tras años de lucha y reivindicaciones de las mujeres mexicanas del siglo pasado, que lograron que el 17 de octubre de 1953 se alcanzara el reconocimiento legal del sufragio femenino.
La participación de las mujeres en la política mediante el voto es un símbolo de igualdad y democracia; también un mecanismo esencial para promover políticas y normativas que atiendan las necesidades y preocupaciones de todas y todos. De esta forma, las mujeres pueden influir en las decisiones que afectan la vida de todas las personas y comunidades.
Por ello, la participación activa e informada de las mujeres en las urnas es un acto político importante. Es una forma de honrar las luchas que dieron pie al reconocimiento de dicho derecho, así como de impulsar el compromiso de construir colectivamente el México que se anhela.
En la actualidad, casi todos los países reconocen el derecho al voto de las mujeres. Sin embargo, existen diferencias en el ejercicio de este derecho en términos prácticos, donde las normas tradicionales y las interpretaciones religiosas limitan la participación de las mujeres en la vida política. Además, incluso en países donde legalmente las mujeres pueden votar, enfrentan barreras prácticas, como la intimidación, la discriminación, la falta de información o el acceso limitado a los centros de votación, y otros elementos que pueden impedir su participación efectiva.
Sumado a lo anterior y más allá del voto, en muchos territorios, incluidas algunas partes de México, la participación política de las mujeres en la política se enfrenta a riesgos y barreras, atentando inclusive con su integridad y vida. Esto afecta no sólo a las mujeres que votan sino las que son candidatas para ocupar los cargos a votar.
La inclusión de mujeres de todos los contextos y territorios en el proceso electoral promueve la igualdad de género y contribuye al desarrollo de sociedades más justas y equitativas. Asimismo, la participación activa de las mujeres en las elecciones envía un mensaje poderoso sobre la importancia de la diversidad en la toma de decisiones.
Por estas razones en la actualidad, las mujeres mexicanas tienen una cita con la democracia, dentro y fuera del proceso electoral actual. Este es un momento para hacer valer el derecho al voto, que, aunque es un derecho, para algunas representa un privilegio. Participar en las urnas es una oportunidad para ser parte activa del cambio y moldear el futuro de México, de manera colectiva y con perspectivas impulsadas por mujeres
Este 2 de junio si eres mujer ¡haz historia votando!, si no lo eres comparte este mensaje con alguna mujer y apóyala para asegurar que pueda ejercer su derecho de forma libre y segura.
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