Una banqueta en la calle 8 de Octubre se convirtió en el escenario de una tragedia cuando Emiliano, un niño de 12 años, fue gravemente herido por disparos que acabaron con su vida minutos más tarde en el hospital regional de Petróleos Mexicanos. “¡Me quedo sin aire!, ¡No me quiero morir!”, fueron sus desgarradoras palabras captadas en un video que rápidamente circuló en redes sociales, poniendo de manifiesto la brutal realidad que enfrentan muchos menores en México.
Un contexto de violencia desbordante
El martes 21, Emiliano se encontraba bajo el cuidado de su abuela mientras su madre estaba ausente del domicilio. Según reportes, tras recibir una llamada, Emiliano salió a la calle y fue entonces cuando ocurrió el ataque. Testigos describen un forcejeo, mientras otros sostienen que se trató de una agresión directa. Lo cierto es que Emiliano recibió tres impactos de bala que terminaron con su vida, desatando horas de dolor e indignación en la comunidad y en el país.
Este caso no es aislado. En el marco del actual gobierno de Andrés Manuel López Obrador, desde diciembre de 2018 hasta diciembre de 2023, 12,368 menores han sido víctimas de homicidio, con un promedio de 6.7 homicidios diarios, según cifras del SESNSP. La situación parece deteriorarse, pues el número de homicidios de niños y adolescentes con armas de fuego ha aumentado en comparación con el sexenio anterior. Michoacán, Guanajuato y el Estado de México son las entidades con el mayor número de estos crímenes, representando una de cada cinco muertes en el último año.
Una crisis invisibilizada
La muerte de Emiliano y las circunstancias que la rodean son un reflejo doloroso de la crisis de violencia que absorbe a México, una crisis que ha dejado a muchas infancias truncadas y familias destrozadas. Las imágenes desgarradoras del niño clamando por su vida son un llamado urgente a reconocer y enfrentar esta realidad. La comunidad internacional y organizaciones locales como la Red por los Derechos de la Infancia en México (REDIM) advierten que la situación en México es incluso más grave que en países en conflicto como Afganistán o Iraq, destacando la necesidad crítica de acciones concretas para proteger a los más vulnerables de nuestra sociedad.
En Paraíso, como en muchas otras partes del país, las familias exigen más que respuestas: buscan seguridad, justicia y la promesa de un futuro más seguro para sus hijos. El dolor de la pérdida resuena no solo en las calles donde ocurrieron los hechos, sino en cada rincón de México que sueña con días mejores y más pacíficos.
- Con información de la columna titulada “El niño de Paraíso” escrita por el periodista Héctor De Mauleón para el periódico El Universal.