Aunque cuentan con la pensión de 1,550 pesos mensuales del gobierno federal, millones de personas de la tercera edad deben seguir trabajando para subsistir y las oportunidades cada vez son menos, sobre todo tras la pandemia.
En los últimos días se ha viralizado la protesta de las personas adultas mayores que trabajaban como “cerillitos” de Walmart, guardando en bolsas las mercancías que compran los clientes. Aunque ese trabajo también ha sido cuestionado por tratarse de un esquema donde ellos son “voluntarios”, pues forma parte de un convenio con el Inapam, por lo que no cuentan con un contrato ni un salario mínimo, sino que obtenían como ingreso lo que la gente les daba, finalmente se trata de dinero que han dejado de percibir durante la pandemia y que realmente necesitan.
De acuerdo con un reportaje de Expansión, quienes desempeñaban esta actividad podían obtener alrededor de 200 pesos al día, es decir, 4,800 al mes. Para una persona con una pensión del IMSS de 2 mil o 3 mil pesos o con el apoyo del gobierno federal, de 1,550 pesos, este ingreso se convierte en una gran ayuda, sobre todo en los casos donde todavía se mantiene a una familia. Además, contaban con un seguro de salud ante el IMSS o el ISSSTE, regulado por el Inapam.
Al ser cuestionado sobre la situación de estos adultos mayores, el presidente se mostró muy optimista, ya que su gobierno está entregando la pensión de este bimestre, la cual ya incluye un incremento de $200 pesos al mes. Sin embargo, la pensión entregada por el gobierno apenas rebasa lo que Coneval ha determinado como la línea de pobreza extrema del ámbito rural, que es de 1,360.83 pesos, la cual define este organismo como el “valor mensual de la canasta alimentaria por persona”, es decir, la cantidad de dinero que una persona requiere para subsistir únicamente comprando alimentos básicos y sin gastar en absolutamente nada más. Y eso en el ámbito rural, puesto que en el urbano la línea mínima de pobreza extrema es de 1,778.98 pesos.
Puedo comentar con mucho gusto, con mucha satisfacción, que ya reinició la dispersión de los fondos para las pensiones a los adultos mayores desde el viernes pasado. A finales de esta semana comienza la entrega de los apoyos a adultos mayores que no tienen cuentas bancarias, a los que se les entrega de manera directa (…) ya va un aumento en este bimestre a la pensión y ya inició para los de 65 años”.
Hasta el momento, más de 8 millones de personas de 68 años y más se han visto beneficiadas por la pensión del gobierno, cifra que pasará a alrededor de 10.3 millones de personas tras la disminución de la edad a 65 años, según ha dicho el presidente López Obrador.
Según cifras del Inegi, en México viven más de 15 millones de adultos mayores de 60 años en adelante. De ese total, 1.7 millones viven solos, de los cuales, 41.4% son económicamente activos: de estas personas mayores que viven solas, el 21.7% no tienen prestaciones, solamente 15.7% reciben aguinaldo y únicamente 13.4% tienen vacaciones con goce de sueldo. Además siete de cada diez personas de esa edad que viven solas tienen alguna discapacidad o limitación y su principal fuente de ingreso es su pensión o jubilación (36.7%), algún programa de gobierno (36.6%) y su trabajo (34.4 por ciento).
Asimismo, de acuerdo con la Encuesta Nacional sobre Discriminación más reciente (Enadis, 2017), las personas adultas mayores declaran como sus principales fuentes de ingreso: “su trabajo remunerado o negocio (37.8%), los recursos que proporcionan sus hijos e hijas (37%), su pensión —por retiro o viudez— (27.8%), recursos de programas públicos (19.3%), recursos de la pareja (18.1%) y 4.1 por ciento tiene que ver con las redes de apoyo generadas por otros familiares”.
El Coneval publicó el pasado 18 de mayo la información sobre la pobreza laboral en el primer trimestre de este año, de acuerdo con la cual, “en el primer trimestre de 2020, la población adulta (30 a 64 años), los jóvenes (12 a 29 años), y los adultos mayores (65 años o más), recibieron en promedio por su trabajo $4,866.70, $3,692.25, y $3,241.89, respectivamente. Es decir, durante este periodo, la población de 30 a 64 años recibió aproximadamente 1.3 veces el ingreso de los jóvenes y 1.5 veces el de los adultos mayores”.
A estos factores se suman también las brechas que existen entre los pensionados, ya que, con cifras a 2018 de la Auditoría Superior de la Federación (ASF), la mayoría obtiene una pensión de 5 mil o menos:
“En cuanto al ingreso del trabajador al término de su vida laboral, el 56.5 por ciento, cerca de dos millones 863 mil 686 personas con pensiones de beneficio definido a 2018, obtuvo una pensión inferior a los 5 mil pesos; mientras que el 0.2 por ciento, unos ocho mil 814, se ubicó por encima de los 100 mil pesos, lo que evidenció brechas en el ingreso pensionario”.
Con información de Coneval, Inegi, Expansión, El Financiero
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