El encarecimiento del gas LP ha llevado sus precios a niveles no vistos desde el año 2000. Sin embargo, la creación de una nueva empresa paraestatal parece no ser la solución a un problema tan complejo como la distribución de este servicio a un mejor costo.
Aumentan precios tras la pandemia
Un artículo de Adriana García, coordinadora de análisis económico e investigadora de México, ¿cómo vamos?, y Brenda Flores, investigadora de dicho colectivo, advierte sobre los riesgos de fijar precios máximos al gas LP y enuncia las causas que llevaron a encarecer este servicio en el país. Como primer factor, las autoras señalan que la mayor parte de este bien fundamental para la población, el 70%, se importa del extranjero, principalmente de Estados Unidos. A ello se sumó que el año pasado se detuvieran las actividades y que, con la reactivación económica y el incremento en la demanda (entre la que destaca la que hubo tras las heladas de Texas), los precios aumentaran hasta superar la oferta disponible.
Al reactivarse las cadenas productivas hacia finales del año pasado, la industria comenzó a demandar grandes cantidades de gas LP y los productores no estaban en condiciones de ofrecer la cantidad que demandaba la industria global, por lo que su precio comenzó a elevarse.
Gas Bienestar no es la respuesta
De acuerdo con García y Flores, “los precios máximos generan escasez de los productos e incentivan la proliferación del mercado negro”; frente a ello, señalan que será complicado aplicar estos de precios máximos en un bien que proviene del extranjero, con lo que se presionará de tal manera las finanzas públicas, que serán los contribuyentes quienes terminen pagando el subsidio. Advierten también sobre la baja capacidad administrativa de Pemex, empresa paraestatal que registró un subejercicio de más de 100 mil millones de pesos el año pasado y que, junto con CFE, ha “representado pérdidas millonarias para los mexicanos en los momentos que más ayuda necesitan la población más vulnerable”. Ante ello, aseguran que no tiene sentido que se destinen más recursos a las empresas productivas del Estado.
Otra empresa estatal ineficiente no será la solución al problema de los altos precios del gas LP. Esa iniciativa, tal vez bien intencionada, podría traer graves consecuencias a corto y largo plazo para la economía mexicana y para el bolsillo de sus contribuyentes. Se debe empezar a pensar en soluciones con efectos positivos que trasciendan la imagen política y la temporalidad de un sexenio.
Con información de México, ¿cómo vamos?