¿Has sentido que cada vez te alcanza menos la lana cuando vas al super? No es tu imaginación, ni que el aguacate esté de moda; es la inflación haciendo de las suyas, especialmente con lo que echamos al carrito. Y para ser más específicos: la leche, el jitomate, y la cebolla, que ahora parecen productos de lujo.
El rollo está así: el colectivo “México ¿Cómo Vamos?”, integrado por científicas y científicos sociales, mayoritariamente economistas, que desde 2014 se constituyen en una organización sin fines de lucro, acaba de soltar la bomba que a nadie sorprende, pero todos lamentamos: la inflación en México está que arde, y lo peor es que le está pegando duro a los alimentos básicos. Para los que no le entran mucho a estos términos, la inflación es como ese compa que cada vez que sale contigo, te hace gastar más, aunque tú no quieras.
De acuerdo con análisis de especialistas del colectivo “México ¿Cómo Vamos? en materia de inflación, ésta continúa en semáforo rojo, afectando principalmente alimentos centrales en la dieta de los mexicanos, es decir, productos de los que dependen las loncherías, fondas y torterías, donde es alto el consumo de personas de escasos ingresos.
En enero de 2024, por si las posadas y el Guadalupe-Reyes no hubieran sido suficiente golpe al bolsillo, la inflación acumuló tres meses subiendo como espuma de cerveza en día de calor. Según los datos que sacó el INEGI, nos plantamos en un 4.88% anual. Y ojo, porque el Banco de México tiene como meta que esto no pase del 3% +/- 1%, pero aquí estamos, viendo cómo se nos va la vida pagando la cuenta.
Ahora, lo que realmente nos pone los pelos de punta: el jitomate subió un 63.5% en un año. Sí, leyeron bien. La cebolla, por su parte, parece que se quiere convertir en el nuevo caviar, con un aumento del 145.62%. Y la leche, aunque no tan dramática, también se fue arriba un 6.82%. O sea, ¿qué está pasando? ¿Ahora vamos a tener que pedir préstamos para hacer una ensalada?
Lo peor es que esta situación le pega más a la banda que menos tiene. Según “México ¿Cómo Vamos?”, 4 de cada 10 mexicanos están en lo que ellos llaman “pobreza laboral”. Eso significa que su salario no les alcanza ni para la canasta básica. Así que, imagínate cómo les cae el aumento de precios.
Y para no dejar a nadie fuera, resulta que la inflación no le pega igual a todos los estados. Si vives en Yucatán, Chiapas, Nayarit, Michoacán o Tlaxcala, ahí la cosa está más fea que en otros lados. Los que se salvan un poco son los del Estado de México, Guerrero, Baja California Sur, Coahuila y Campeche, pero tampoco es que estén para tirar cohetes.
¿Qué nos queda? Pues aguantar vara y esperar a que las cosas mejoren. Mientras tanto, a hacer malabares con el presupuesto y quizás aprender a amar más a las verduras congeladas, aunque el corazón nos pida jitomate fresco. Y a los que pueden, pues a apoyar a la localía, que comprar directo a los productores siempre ayuda a que el golpe no sea tan duro.
Y para que no digan que solo le traemos malas noticias, vamos a hablar de energéticos, porque no todo es subir y subir (bueno, casi). A ver, que esto también nos afecta en la cartera pero de una manera un poco menos dolorosa este mes.
Para empezar, la electricidad. En enero de 2024, la variación anual en el precio de la luz fue de un 3.54%. Sí, aumentó, pero menos que el mes anterior, así que algo es algo. Ahora, si lo tuyo es llorar en la gasolinera, te tengo buenas noticias: la gasolina magna subió solo un 2.28%, también menos que antes. Pero el que se lleva las palmas es el gas LP, que no solo no subió, sino que bajó un 7.59%. Vamos, que contribuyó a que la inflación general no fuera peor, quitando 0.13 puntos al 4.88% anual.
Ahora, volvamos a lo que nos duele: la comida. En enero de 2024, los alimentos en general subieron un 7.40% anual, más de lo que subieron el mes pasado. Y sí, como ya saben, la leche, el jitomate y la cebolla son los rebeldes de la historia, subiendo como si no hubiera un mañana. El jitomate, ese rojo tentador, se lanzó un clavado del 63.5% en un año, y la cebolla, ese básico de la cocina mexicana, se fue hasta un 145.62% anual.
Entonces, ¿qué hacemos? La neta, la situación está complicada. Con estos precios, hasta el más mínimo antojo se convierte en un lujo. Y no olvidemos que 4 de cada 10 en este país están batallando para llegar a fin de mes. La cosa está en buscar alternativas, ajustar el cinturón donde se pueda y, sobre todo, mantenernos informados.
Porque al final del día, la información es poder, y saber qué está pasando con nuestros bolsillos es el primer paso para tomar mejores decisiones. Así que, aunque leche, la cebolla y el jitomate nos hagan llorar doble, y la luz y la gas nos sigan pegando, aquí seguiremos, contándoles cómo va este rollo de la inflación.
Recuerden: lo importante es mantener el ánimo, buscar las mejores ofertas y, por qué no, redescubrir esos platillos que no requieren de un ingrediente que cueste un ojo de la cara. ¡Ánimo, raza! Juntos le encontraremos la vuelta a esta situación.
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