El efecto rebote en la economía mexicana ha llegado a su final, especialistas vislumbran una desaceleración generalizada.
Los datos de la Estimación Oportuna del Producto Interno Bruto (PIB) trimestral publicados por el Inegi, arrojan que durante el cuarto trimestre del 2021 la economía mexicana registró un retroceso de 0.1% respecto al periodo inmediato anterior.
Tomando en cuenta que en el tercer trimestre del año pasado el PIB ya había reportado una disminución secuencial de 0.4%, con este se han cumulado dos periodos consecutivos de retrocesos, lo que significa que el efecto rebote de la recuperación se agotó y la economía estaría entrando en una nueva etapa recesiva que algunos economistas llaman técnica.
El uso de este concepto se utiliza con frecuencia para describir un fenómeno temprano que avisa un estancamiento o desaceleración generalizada de la actividad económica.
José Luis de la Cruz, director general del Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico (Idic), adelanta que, de presentarse dos recesiones en el mismo sexenio, sería la primera ocasión en que eso ocurra desde la administración de Miguel de la Madrid.
Una recesión técnica se registra cuando el PIB reporta dos contracciones trimestrales consecutivas, fenómeno que anunciaría una desaceleración o estancamiento de la economía. Precisamente lo que reporta el Inegi.
“Si hay dos trimestres negativos al hilo en el PIB, aumenta la posibilidad de que exista una recesión, pero no es suficiente por sí. Una recesión tiene que cumplir con tres requisitos: profundidad, duración y difusión. Por lo pronto, cumplimos sólo con duración, falta ver”.
Jonathan Heath, subgobernador del Banco de México
Sin embargo, una recesión técnica no es lo mismo que una crisis económica. La crisis económica representa una pérdida de ritmo en el crecimiento económico y además implica desestabilidad financiera pronunciada con efectos negativos a nivel macro y microeconómicos. En tanto que una recesión técnica atiende a ligeras contracciones que son posibles de corregir a través de las políticas económicas, el gasto público y otros recursos.
Julio Santaella, expresidente del Inegi, explica que aún hay dudas sobre si se puede determinar el comportamiento de la economía bajo este concepto, o bien se deba analizar la posibilidad de que la recesión iniciada en 2019 o 2020 no hubiera concluido.
“Dejemos que se pronuncie el Comité para el Fechado de los Ciclos Económicos, alojado por el Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas (IMEF), sobre esta fase de la economía mexicana”.
Julio Santaella, expresidente del Inegi
Ese comité, que se instaló en marzo del año pasado, aún no emite su opinión.
La información dada a conocer, sienta un contexto negativo al probar que la economía mexicana se desconecta de la lógica global de recuperación en varios países, incluyendo Estados Unidos.
Tras haber caído la economía mexicana 8.4% en 2020, se esperaba que tuviera un efecto rebote, como en otras crisis, de hasta 6.3%; sin embargo, ante los débiles resultados de los últimos dos trimestres, el crecimiento de todo 2021 se estima que fue de 5.0%, con lo que la actividad económica se ubica 3.8% debajo del nivel alcanzado en 2019, previo a la pandemia.
Dicha debilidad también se aprecia en la magnitud del rebote, pues el crecimiento del año pasado equivale a 60% de la caída en 2020, mientras que en 2010 el avance del PIB representó 97% de la baja del año anterior y en 1996, tras el efecto tequila, el rebote fue de 107%.
“Desde una perspectiva amplia, la crisis se ha extendido nueve trimestres, pues, aunque el desplome por el Covid-19 se dio en el segundo trimestre de 2020, la actividad había empezado a contraerse dos trimestres antes. […] Esta duración es mayor a la de la crisis financiera de 2008-2009 y, ante la perspectiva de debilidad que se proyecta, es posible que supere a las crisis de deuda de los 80, para convertirse en la más larga de la historia reciente”.
Daniel Arias, analista económico de Monex.
No obstante, las características, el concepto debe complementarse con el análisis de otros indicadores macroeconómicos, como el empleo, el nivel de precios, el consumo interno, la capacidad de pago de los agentes económicos y el nivel de producción.
Por lo tanto, en el caso mexicano es necesario observar el comportamiento del resto de indicadores y, especialmente, la interpretación de las tendencias que está a cargo del Comité de Fechado de Ciclos Económicos.
Las cifras oportunas publicadas por el Inegi, muestran que la reactivación económica del 2021 alcanzaría un rebote de 5%, que se encuentra dentro de las proyecciones esperadas, pero que es insuficiente para compensar la caída de 8.2% que se registró en el 2020.
Con información de El Economista, El Universal.
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