Coneval estima que los estragos de la pandemia de COVID-19 engrosará la cifra de mexicanos en situación de pobreza.
La falta de mecanismos de protección social como seguro de desempleo o políticas universales de compensación así como la carencia de acceso a los derechos sociales básicos: educación, servicios de salud, seguridad social, alimentación, vivienda y servicios básicos para la vivienda en el contexto de la pandemia por COVID-19, impactaron fuertemente en los índices de pobreza.
Claudia Maldonado, investigadora académica del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), preve que se rompa récord con una cifra de 67 millones de pobres.
Para mayo de 2020 Coneval ya advertía que de no haber políticas públicas que atendieran a la población de ingreso medio, habría un aumento sustancial de hasta 9.8 millones de personas en pobreza. Profecía cumplida que se verá plasmada cuando se entregue el reporte del Consejo el próximo mes de agosto.
En el caso de la pobreza extrema, los números son más desoladores. De 9.3 millones de habitantes en esta situación antes de la pandemia, se ha llegado al doble: 18.3 millones. Así lo dio a conocer el Instituto de Investigaciones para el Desarrollo con Equidad (Equide) de la Ibero.
De acuerdo a la académica del Coneval, para muchas familias pareciera no hacer mucha diferencia quedarse sin un servicio o un derecho básico, pero en términos estructurales comparten muchas de las vulnerabilidades que experimentan quienes se encuentran en el estrato más profundo.
Lo que reveló la crisis no es tanto los bajos niveles de ingreso, sino la vulnerabilidad de los modelos de la generación de ingreso. Hay algo que tiene que ver con la precariedad laboral y la ausencia de mecanismos de protección social que hacen muy vulnerables, incluso a personas que podríamos imaginar que están muy arriba de un umbral determinado de pobreza por efecto de su ingreso, pero si ese ingreso es variable y, por ejemplo, depende de sectores como el turismo, su impacto en esta crisis fue desastroso para esos hogares”
Claudia Maldonado, investigadora académica del Coneval
A medida que se pierde el empleo formal y el acceso a la seguridad social, se alimenta directamente la identificación vulnerable por carencia. Estas deficiencias ya existían antes de la pandemia, y una vez presente la crisis no hizo más que acentuarlas.
La lección para México es que la pandemia evidenció las desigualdades preexistentes, lo que hizo vulnerable a un porcentaje muy alto de la población y reveló la necesidad de fortalecer los sistemas de protección social, que están fragmentados, y sin capacidad de proteger a las personas a lo largo de su ciclo de vida, y que no tienen mecanismos ágiles para responder a un shock de este tipo.”
Claudia Maldonado, investigadora académica del Coneval
Con información de El Universal.
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