El presidente López Obrador presentó ayer su plan contra la inflación, una propuesta que ha sido ampliamente cuestionada por sus limitaciones para paliar los efectos del aumento de precios, sobre todo en la población más pobre del país.
Hay más dudas que respuestas
Existen muchas dudas sobre los efectos del plan del presidente para contener la inflación. Aunque la Secretaría de Economía aseguró que se notarán en los próximos 15 días o en máximo un mes, los expertos señalan que su impacto no será inmediato y dudan sobre sus alcances.
En un primer lugar, el Programa de Combate a la inflación y a la Carestía (PASIC) presentado por el presidente Andrés Manuel López Obrador ha sido cuestionado por contener medidas similares a las tomadas por los gobiernos de Carlos Salinas y Miguel de la Madrid, con el Pacto de Solidaridad Económica (PSE) y el Pacto para la Estabilidad y el Crecimiento Económico (PECE), principalmente en lo que relativo al control de precios y la alianza con los empresarios. Al respecto, López Obrador ha aclarado que no se trata de una política de control de precios, sino de contención para mantener precios justos en los productos de la canasta básica.
Sin embargo, una de las principales preocupaciones sobre lo poco que se podría contener la inflación con este plan es que es un fenómeno que está ocurriendo a nivel global, pues obedece a causas internacionales, como el enfrentamiento entre Rusia y Ucrania. Expertos como José Medina Mora, presidente de Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), sugieren que fortalecer la producción nacional de alimentos y productos como el maíz, los fertilizantes y el gas, ayudaría a México a no depender de los precios internacionales e importar menos, lo que tendría efectos positivos en el mediano y largo plazo. No obstante, la Coparmex celebró que las acciones del plan de AMLO garanticen que el costo de una canasta básica alimentaria se mantenga a un precio de 1,129 pesos.
Claroscuros del plan contra la inflación
Otras voces, como la de Carlos Serrano, economista en jefe de BBVA México, apuntan que se trata de una medida con claroscuros. Encuentran positivo que la medida se centre en la oferta y no en la demanda, que no se planteen restricciones fiscales y la disminución de aranceles en la importación de productos de la canasta básica e insumos estratégicos. Pero por otra parte, no confían en que los precios máximos a los productos de la canasta básica sean la verdadera solución al problema, pues el incremento en su costo obedece a los mercados globales y en realidad será muy complicado contenerlo. Además, si no se logra aminorar la caída del poder adquisitivo en los hogares del país, sobre todo en aquellos de menores ingresos, la medida no podrá tener el efecto deseado.
Otra de las grandes preocupaciones, relacionada con la contención de precios, es la que plantea Axel Eduardo González en su columna “Plan antiinflación; lo que es, lo que pudo ser y lo que no será” respecto a que esta pudiera extenderse hasta el segundo trimestre de 2023, cuando Banxico pronostica regresas al rango de variabilidad, una pérdida en utilidad que podría derivar en el cierre de millones de pequeñas y medianas empresas en el país, lo que se convertiría en un golpe muy bajo y mortal para los emprendedores mexicanos, ya de por sí afectados por la pandemia.
Habrá que ver muy de cerca cómo avanza esta nueva propuesta del gobierno federal y cuál es su verdadero impacto. Sin embargo, por el momento es posible decir que no fue la mejor ni la más adecuada para garantizar que podrán contenerse los efectos de la inflación en el bolsillo de los mexicanos. Lamentablemente, este fenómeno global seguirá afectando la economía de todos, sobre todo la de los hogares más pobres y vulnerables.
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