Cuando el termómetro sube, elegir la vestimenta adecuada puede ser un desafío. No solo se trata de la tela, sino también del color de nuestras prendas. La idea de que el negro y los tonos oscuros aumentan la sensación de calor es una creencia arraigada, pero ¿qué hay de cierto en ello? Exploramos esta cuestión para desentrañar el misterio detrás del color de la ropa y su relación con la temperatura corporal.
¿Es el blanco el color más fresco?
Contrario a lo que se podría pensar, el blanco no siempre es la solución para mantenerse fresco. De hecho, vestir prendas holgadas y de color negro podría ser una opción más beneficiosa. ¿Por qué? La clave está en cómo interactúa la tela con el calor que nuestro cuerpo emite constantemente. Mientras que el blanco refleja este calor de vuelta hacia nosotros, el negro lo absorbe. Cuando hay viento, la situación cambia: el calor atrapado en la tela oscura puede ser dispersado, ayudándonos a mantenernos frescos.
Pero no todo es tan simple. Otros factores, como la presencia de viento y el ajuste de la prenda, también influyen en nuestra sensación térmica. En ausencia de viento y con prendas ajustadas, optar por colores claros puede ser más beneficioso, ya que ayudan a reflejar el calor en lugar de retenerlo.
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¿Y qué pasa con otros colores?
La paleta intermedia no debe pasarse por alto. Cada tonalidad tiene su propio efecto en la interacción con la luz y el calor. En general, los colores más oscuros tienden a absorber más calor, mientras que los más claros tienden a reflejarlo.
La elección del color de nuestra ropa puede influir en nuestra sensación térmica, pero no es el único factor a considerar. La holgura de la prenda y la presencia de viento también juegan un papel crucial. La próxima vez que te enfrentes al dilema de qué ponerte en un día caluroso, recuerda buscar un equilibrio entre comodidad y estilo, eligiendo prendas que permitan la circulación del aire y considerando cómo cada color puede interactuar con el calor.
Con información de Chic Magazine.
