México regresó a niveles educativos del 2003

Con el actual gobierno federal, la educación en México enfrenta un estancamiento crítico, reflejado dramáticamente en los resultados de las pruebas PISA de la OCDE, donde los estudiantes mexicanos han mostrado un descenso continuo en sus habilidades en matemáticas, lectura y ciencias durante los últimos 14 años. A pesar de los esfuerzos y programas implementados, los resultados educativos del país parecen haber retrocedido a niveles que no se veían desde hace más de dos décadas.

Retroceso educativo: México y el desafío de las Pruebas PISA

En 2009, los estudiantes mexicanos alcanzaron sus mejores resultados en las pruebas PISA, con puntuaciones de 425 en comprensión lectora, 419 en ciencias y 416 en matemáticas. Estos números contrastan fuertemente con los de 2022, que casi replican los bajos niveles de 2003, evidenciando un declive significativo en la educación básica y media superior. Este retroceso ha sido documentado con preocupación por académicos y especialistas, quienes critican la aparente indiferencia y las políticas ineficaces del gobierno frente a estos resultados.

Un faro en la niebla educativa

A pesar de las críticas y los pobres resultados, expertos insisten en la importancia de continuar participando en las pruebas PISA, que actúan como un faro iluminando las deficiencias del sistema educativo mexicano.

Erik Avilés, académico del Instituto Michoacano de Ciencias de la Educación José María Morelos, señala que desde el año 2000, no se ha implementado de manera efectiva ninguna política pública que haya mejorado de forma significativa los resultados de estas evaluaciones internacionales. La pandemia de COVID-19 ha agudizado aún más este estancamiento, subrayando la necesidad de políticas educativas robustas y consistentes.

Desafíos y Propuestas

La realidad expuesta por PISA no solo subraya un problema de aprendizaje, sino que también refleja brechas sociales y de género que persisten en México. Daniel Hernández, del Tecnológico de Monterrey, comenta que estos resultados deberían impulsar una reflexión profunda y la adopción de estrategias educativas que se enfoquen en mejorar la infraestructura, ampliar los horarios escolares y mejorar la capacitación docente.

Paulina Amozurrutia, de Educación con Rumbo, advierte sobre los riesgos de desatender estas evaluaciones, destacando que abandonar PISA sería ignorar una herramienta vital para medir y mejorar la calidad educativa en México. En sus palabras, “sin una medición pertinente previa, ninguna estrategia funciona”.

Mirando hacia el Futuro

Las recomendaciones son claras: México debe mejorar el acceso a una educación inclusiva y de calidad, adoptando mejores prácticas internacionales y dedicando más recursos a la enseñanza. Solo así, sostienen los expertos, el país podrá superar el estancamiento actual y garantizar a sus jóvenes las competencias necesarias para enfrentar los retos del futuro.

Este panorama desafiante no solo requiere una acción gubernamental decidida, sino también un compromiso continuo para evaluar y ajustar las políticas educativas, asegurando que México no solo participe en pruebas como PISA, sino que aprenda de ellas para revertir una tendencia que ha dejado a muchas generaciones en desventaja.

Con información de El Universal.

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