La corrupción es un flagelo que ha aquejado a México durante décadas, causando estragos tanto en el ámbito económico como en el social. La corrupción ha erosionado la confianza de la población en las instituciones gubernamentales y ha desviado recursos que podrían haber sido destinados a mejorar la calidad de vida de los ciudadanos. Con las elecciones de 2024 en el horizonte, la corrupción se ha convertido en uno de los temas centrales de debate en el país.
Lo que hace que este problema sea aún más urgente es el acceso que tienen los niños y las niñas a los medios de comunicación y la información. Los actos de corrupción, cometidos por funcionarios públicos y empresarios sin escrúpulos, son ampliamente difundidos en los medios. Los niños y niñas, que están expuestos a esta realidad, pueden interpretar que ser una persona corrupta no tiene consecuencias. Esta percepción negativa no solo socava los valores morales de la sociedad, sino que también erosiona la confianza en las instituciones.
En este contexto, la educación sobre la corrupción se vuelve una responsabilidad compartida. Si bien las escuelas desempeñan un papel importante en la formación cívica de los estudiantes, el hogar es el lugar donde se sientan las bases morales y éticas que guiarán a los niños y niñas a lo largo de sus vidas.
De acuerdo con la UNICE, uno de los derechos de las niñas y niños que es afectado gravemente por la corrupción, de diversas formas, es el derecho a la protección especial, que se basa en su desarrollo para que puedan crecer física, mental y socialmente sanos y libres.
El ejemplo es mejor que la teoría
Para combatir la corrupción en México, debemos reconocer que existen tres actores clave: los padres, las madres y la escuela. Estos roles también pueden ser desempeñados por otros adultos cercanos a los niños y niñas, como abuelos, tías o tíos. Estas figuras ejercen una influencia directa en la formación moral y cívica de la juventud.
Los niños y niñas aprenden, en gran medida, a través de la observación y la imitación. Es por eso que se dice que el hogar es donde se construye la base de los adultos que somos hoy en día. Los valores y las lecciones de los cuidadores primarios son cruciales para el desarrollo de la personalidad y la toma de decisiones de los niños y niñas. Cuando los niños asisten a la escuela, encuentran maestros que, además de educar, asumen el papel de cuidadores y también ejercen influencia en su formación.
Por lo tanto, es esencial que los cuidadores primarios se conviertan en modelos a seguir en cuanto a valores como la honestidad, la solidaridad, el respeto, la justicia y la verdad. Si actuamos con integridad y ejemplaridad, podemos transmitir a los niños y niñas la importancia de combatir la corrupción y valorar el trabajo honesto. Si estos niños y niñas, en el futuro, llegan a trabajar en el gobierno, llevarán consigo los valores que aprendieron en sus hogares a nuestras instituciones, promoviendo la integridad y la transparencia.
¿Qué pueden hacer los padres en casa?
Los padres y madres tienen un papel crucial en la lucha contra la corrupción desde el hogar. Aquí hay algunas acciones que pueden tomar:
- Educar sobre la Corrupción: Explique a los niños y niñas qué es la corrupción y cómo afecta al país. Use ejemplos sencillos y comprensibles para que puedan entender.
- Responsabilidad Personal: Fomente la responsabilidad personal. Enséñeles que deben asumir la responsabilidad de sus acciones, y si cometen un error, deben corregirlo.
- Ciudadanía Responsable: Incentive a los niños y niñas a ser ciudadanos responsables. Explíqueles la importancia de participar activamente en la sociedad y de votar cuando sean mayores.
- Decir “No” a lo Incorrecto: Enseñe a los niños y niñas que está bien decir “No” frente a situaciones que los hagan sentir incómodos o que vayan en contra de sus valores.
- Fomentar la Denuncia: Dialoguen sobre la importancia de denunciar la corrupción y los actos indebidos. Explíqueles que denunciar es una forma de contribuir a un país más justo.
La corrupción es un problema arraigado en la sociedad mexicana, pero todos podemos contribuir a combatirla. Los padres y madres desempeñan un papel fundamental al enseñar a los niños y niñas sobre la importancia de la honestidad, la integridad y la justicia. Si actuamos con integridad y ejemplaridad en nuestros hogares, estaremos sentando las bases para una sociedad más justa y libre de corrupción en el futuro. La lucha contra la corrupción comienza en casa, y cada uno de nosotros puede marcar la diferencia.