La educación es un pilar fundamental para el desarrollo de cualquier sociedad. Sin embargo, en México y en muchas partes del mundo, la deserción escolar representa una problemática que afecta el futuro de millones de niños y adolescentes. Detrás de la deserción escolar, se encuentran diversos factores que impactan de manera significativa en el bienestar emocional y académico de los estudiantes, y entre ellos destacan la violencia y el bullying en las escuelas.
Hace uno días, un video de un niño que interrumpe una sesión en Zoom para denunciar la violencia verbal y psicológica de su maestra se ha vuelto viral en internet. El pequeño de tan solo 10 años relata en la reunión virtual con autoridades de Gobernación: “Hoy se cumplen tres meses en los que yo no he podido tener acceso a la educación. Mi maestra, Gabriela Guzmán Medina, en más de una ocasión me agredió verbal y psicológicamente, y la escuela a la que estoy inscrito la encubrió para que ella pueda seguir trabajando normal”.
Este caso, que ha conmovido a la sociedad y puesto en evidencia la problemática de la violencia en las escuelas, nos lleva a reflexionar sobre el contexto actual del bullying y la violencia institucional en el sistema educativo mexicano, y cómo esta situación ha contribuido a la deserción escolar.
La violencia escolar es un fenómeno preocupante en México, que ha impactado negativamente en el bienestar emocional y académico de los niños y adolescentes. Según el Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia en México, la violencia escolar se disparó un 85.9% en el país entre el 2020 y el 2022, lo que refleja un aumento alarmante en este tipo de agresiones.
El bullying, la violencia física, verbal y psicológica entre pares, así como la violencia institucional por parte de docentes y personal escolar, han sido señalados como factores que contribuyen a la deserción escolar en México. Los niños y adolescentes que son víctimas de violencia en las escuelas pueden experimentar altos niveles de estrés y ansiedad, lo que afecta negativamente su rendimiento académico y su interés por continuar sus estudios.
El Rostro Invisible de la Deserción Escolar
La deserción escolar es una realidad silenciosa y compleja que no siempre recibe la atención que merece. De acuerdo con la UNICEF, Más de 4 millones de niñas, niños y adolescentes en México no van a la escuela y unos 600 mil están en riesgo de abandonarla. Conforme aumenta la edad, este problema también se hace más común: 3 de cada 10 adolescentes de 15 a 17 años de edad se encuentran fuera de la escuela y lo que es peor, Sólo 4 de cada 10 adolescentes en pobreza extrema continúan estudiando después de la secundaria.
Detrás de las estadísticas y cifras, se esconden historias de jóvenes que, por diversas razones, se ven obligados a abandonar las aulas. Algunos lo hacen por cuestiones económicas, otros por la falta de interés o apoyo familiar, y también existe un grupo que se ve empujado a tomar esa decisión debido a situaciones de violencia y acoso dentro del ambiente escolar.
El bullying, la violencia física, verbal y psicológica entre compañeros y la violencia institucional por parte de docentes y personal escolar, son aspectos que han convertido las escuelas en espacios hostiles para muchos estudiantes. La falta de protocolos adecuados para prevenir y atender estas situaciones, así como la negligencia en la aplicación de medidas disciplinarias, ha permitido que la violencia se propague en las aulas.
El bullying no solo afecta la autoestima y el bienestar emocional de los estudiantes, sino que también puede tener graves consecuencias en su rendimiento académico y su interés por continuar estudiando. Los jóvenes que son víctimas de acoso escolar pueden desarrollar ansiedad, depresión y estrés postraumático, lo que dificulta su concentración y su capacidad para aprender.
Asimismo, los efectos del bullying pueden trascender la etapa escolar y afectar el desarrollo personal y profesional de los individuos en su vida adulta. La falta de apoyo y protección por parte de las autoridades escolares puede llevar a que los estudiantes opten por abandonar la escuela en busca de un ambiente más seguro y libre de violencia.
Además de la violencia y el bullying, existen otros factores que influyen en la deserción escolar. La falta de recursos económicos, la necesidad de trabajar para contribuir al sustento familiar, el desinterés en el sistema educativo y la falta de acceso a una educación de calidad son algunos de los aspectos que también inciden en que muchos jóvenes abandonen la escuela.
La prevención de la deserción escolar no es responsabilidad únicamente del sistema educativo, sino también de la familia y la sociedad en su conjunto. Es fundamental que los padres y tutores estén atentos a las señales de alerta y brinden el apoyo emocional necesario a los estudiantes. Además, es necesario que se promueva una cultura de respeto, tolerancia y empatía dentro y fuera de las escuelas.
El Derecho a la Educación
Ante este contexto preocupante, es fundamental recordar que el derecho a la educación es un derecho humano fundamental reconocido por la Declaración Universal de Derechos Humanos y la Convención sobre los Derechos del Niño. Todos los niños y niñas tienen derecho a acceder a una educación de calidad en un ambiente seguro y libre de violencia.
El video del niño denunciando la violencia que sufrió en la escuela es relevante porque es un llamado a respetar los derechos de los niños y niñas. Como sociedad, tenemos la obligación de proteger a la infancia y garantizar que reciban una educación que promueva su desarrollo integral.
Como ciudadanos, también podemos apoyar a la infancia en la educación de diversas formas. Si tenemos hijos/as, podemos participar activamente en las actividades escolares y estar atentos a cualquier indicio de violencia o acoso. Además, podemos apoyar a organizaciones que defienden el derecho a la educación, como “Enseña por México”, que busca transformar la educación en el país.
Compartir información importante sobre la problemática de la deserción escolar y la violencia en las escuelas en nuestras redes sociales también contribuye a generar conciencia y visibilizar el problema.
¿Qué le tenemos que exigir a nuestros gobernantes?
Como ciudadano ¿cómo puedo apoyar a la infancia en la educación?
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